Hay
varios libros que fui a buscar en mi último viaje a Expaña. A uno
de ellos lo detecté en las primeras incursiones en librerías, en la
zona de música, muy cerca del ensayo que se mandó David Byrne y de
una sorpresa que me reconfortó: encontrar, aunque a precio excesivo,
la traducción argentina de Postpunk de
Simon Reynolds. Este hallazgo
evidencia un poco de justicia
en el formidable desequilibrio negativo a nivel de traducciones que
tenemos los lectores hispano-parlantes del continente. Lo volví a
encontrar, a ese libro que fui a buscar, entre las novedades dos mil
catorce, haciendo tiempo en El Corte Inglés de Plaza Becerra, poco
antes de las diez de la noche de un sábado de diciembre, frío en la
piel, minutos antes de encontrar a Jaime y May en la salida del
metro. Ellos venían de sus historias, de ver ganar al Real Madrid. Y
venían, me lo imaginaba, con ese libro tan ansiado de regalo, con
dedicatoria del autor, el gabinetísimo Jaime Urrutia.
"Canciones
para enmarcar", así se llama, reúne una lista de varias de las
canciones favoritas de Jaime. Las que lo han marcado a fuego. Una
suerte de mapa emocional de quien fuera fundador y voz líder de los
Gabinete Caligari, emblema del rock castizo. Son cincuenta y seis,
ideales para una lista en Grooveshark. En la lista aparecen Lou Reed,
Dylan, Orbisson, pero también Burning, Loquillo y Parálisis
Permanente. Smiths y Calamaro. Joy Division y Adriano Celentano. Lo
viché rápido, apenas si pude leer unas líneas sobre "Azzurro",
la enorme canción que hizo famosa Celentano, con letra de Paolo
Conte y que el propio Urrutia se animó a versionar en el disco "El
muchacho eléctrico", cuando la conversación derivó a
historias más que nada futboleras y al disco de Sibyla Vaine que le
envió el amigo común Orlando Fernández desde Montevideo. Fue ahí,
en ese momento, que se me ocurrió decir que una de mis favoritas,
entre sus canciones, es "Como perdimos Berlín". Y de ella,
manifesté, sugerí que me gustaría conocer alguna pequeña
historia.
Jaime
y May sonrieron. Él porque le cuesta creer que sus fans
montevideanos -me cuento entre ellos, al igual que Orlando, los
Cadáveres y otros tantos ochenteros- sigan insistiendo que les
gusten tanto sus primeras canciones, las más oscuras y por cierto
menos españolas, de los tiempos en que buscaban provocar con el
imaginario de la no tan lejana Segunda Guerra, siguiendo la lógica
siniestra de los manchesterianos Joy Division. Y ella porque,
efectivamente, tomó la palabra en la sobremesa madrileña para
contar que hace muy poco estuvieron con Jaime en Berlín. Le pregunto
si visitaron los restos del muro y me dice que no, que pasaron de ese
tipo de turismo fetichista, que más bien estuvieron concentrados en
el rastro del Holocausto, un asunto de su familia, de la guerra, de
la barbarie nazi. Y ambos vuelven a reír cuando Jaime recuerda que
lo que les pasó realmente en Berlín fue que se perdieron, que
estuvieron un largo rato perdidos, y que la canción debería
llamarse "Cómo nos perdimos en Berlín".
Una
cosa lleva a la otra, me viene otra canción a la cabeza, una que
escribió mi amigo Maxi Angelieri, por cierto también colega de
Orlando en Exilio Psíquico y admirador de Urrutia, aunque en
particular del disco "Patente de corso". Se llama "Suite
Berlín", permanece inédita, y la compuso especialmente para el
montaje que se hizo de la obra de teatro Berlín. Esa canción es una
de las que cantaba Alvaro Armand Ugón, en plan karaoke, en las
funciones que se dieron en el Goethe, allá por la primavera
montevideana de 2007. Maxi cuenta, en la canción, de su segunda vez
en Berlín, de cuánto la ciudad había cambiado y del temor a
perderse: "Berlín ya no es como era/ o soy yo/ soy yo que no
sé/ cómo tiene que ser", canta en un español un poco
borroneado por la distancia.
Las
dos son canciones para enmarcar y propongo escucharlas juntas, en un
mismo playlist. Tienen mucho en común, porque definitivamente puedo
acreditar que la canción de Urrutia, de los Gabinete, fue una de las
que alimentó mi necesidad de escribir ese poema dramático que llamé
Berlín y al que Maxi fue invitado a escribir una canción.
Una
canción, como suele pasar, lleva a otra. Y así hasta que venga la
próxima. ¡Cuánto me gustaría que Jaime y Maxi cantaran juntos una
canción! Y no precisamente "Azzurro". El madrileño y el
romano deberían escribir una canción a medias, dedicada a
Montevideo.
Mientras
tanto, sigo leyendo el delicioso libro de Jaime Urrutia.
¿Quieren
saber por qué incluyó en la lista "Starman", de David
Bowie?
No
les voy a decir. Mejor consíganse ese libro, que está de puta
madre.
"Como perdimos Berlín" (Gabinete Caligari)
en breve prometo subir "Suite Berlín" de Maxi Angelieri
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