relatos rotos


Eucaliptus es un largo relato, casi nouvelle, encadenado en una decena de secuencias enrarecidas. El escenario es un balneario bien en el este, rochense, con camping, playa, alcohol resacoso y una pareja para la que el tiempo parece detenerse. La integran Raquel y el obsesivo narrador. Las observaciones abren y cierran otras historias, pero todo se vuelve -paradójicamente- trunco, tal vez roto. Los sueños son pegajosos, a toda hora. Nada (y todo) pasa. Hay una carretera, un escape que no es tal. Agustín Acevedo Kanopa sabe narrar y provocar incomodidad, sabe apelar a la crueldad, a un enrarecimiento que contagia al lector, que se ve invitado a perderse sin poder volver atrás, porque no importa el camino sino estar sometido a la sorpresa. Acompañan a este relato otros más breves y con la misma prosa cargada y densa. Destaca “Los lobos marinos”, en el que comparece un obsesivo coleccionista de conversaciones incidentales. Acevedo Kanopa se inscribe en una posible línea intermedia entre Levrero y Mella, es decir que encuentra su tensión en la observación pero con una crueldad cortante. Un autor para seguir con atención, que debutó en 2009 con la novela Antes del crepúsculo y que ahora muestra su temple narrativo, sus relatos rotos en Eucaliptus, edición del sello indendiente montevideano Estuario.

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