La
artista visual Paula Delgado viene siendo protagonista, en los
últimos meses, de varios trabajos en los que aparece firmando como
artista o curadora. Desde los potentes afiches que
forman parte de una colectiva en el Museo Nacional hasta la curaduría
de una exposición sobre “violencia de género” en Punto de
Encuentro.
“¿Realmente necesitamos pagar
por sexo?”, es la pregunta que se lee en varios afiches que se
cuelan entre la publicidad callejera de las próximas elecciones y
de la nutrida agenda de shows musicales. Llaman instantáneamente la
atención. Provocan al debate, a reflexionar. La propuesta es parte
de un trabajo de la artista Paula Delgado, quien desarrolla desde
hace años una intensa obra en la que el activismo y el arte se
complementan, forman parte de un mismo y potente discurso que
interpela y debate sobre la violencia de género.
***
En
tus obras suele estar presente un fuerte componente reivindicativo
sobre temas de género. Recuerdo un videoarte sobre violencia, con
una boxeadora como protagonista. Y más cerca en el tiempo, ya desde
otro ángulo, las fotos a los chicos-modelos en Como sos tan
lindo. ¿Cuanto sentís integrado a tu discurso artístico estos
posicionamientos y estas miradas?
Siempre
me interesó reflexionar sobre la construcción de identidades, en
especial las identidades de género. Me parece increíble que
socialmente se espere que actuemos de determinada manera en función
de nuestro “sexo biológico” y que haya tanta gente dispuesta a
acatar las reglas sin cuestionarlas. En torno a estos pensamientos es
que se desarrolla mi discurso artístico. Mis primeros trabajos -casi
siempre performance y video- analizaban estereotipos femeninos y sus
representaciones mediáticas. Me aparté rápido de eso porque sentía
que terminaba por reproducir lo mismo que quería criticar...
Entiendo que hay un exceso de representación del “cuerpo femenino”
(y de la idea de la mujer siempre vinculada al cuerpo). Entonces
empecé a trabajar con identidades masculinas, a detener la mirada en
el hombre, sus cuerpos y sus discursos. Así surge la serie Cómo
sos tan lindo, que desarollé
entre los años 2005 y 2010, que aborda la construcción de la
masculinidad a través de la relación de los hombres con su cuerpo y
su belleza, con fotografías y entrevistas a hombres realizadas en
habitaciones de hotel en distintas ciudades del mundo.
Y
volviste a trabajar con hombres en los afiches de los Rituales
Feministas para la Salud Social...
Sí,
porque el hecho de trabajar con hombres en los afiches, también es
importante, es central en el asunto. Ellos no son modelos a quien les
pago por hacer eso: son amigos que están de acuerdo con lo que
llevan escrito en su pecho. Son aliados. Es fundamental que los
propios hombres despierten a estas ideas. Perder privilegios que
están basados en estructuras de dominación no es en realidad
“perder”, y por suerte parece que hay hombres dispuestos a
cambiar en pos de una sociedad más justa.
¿Influye
en estas miradas de género tu participación como artista en el
colectivo Movimiento Sexy, en tus comienzos como artistas visual?
Cuando
se forma Movimiento Sexy, en el año 2001, yo ya venía trabajando
sobre temas de género individualmente. Aunque era una perspectiva
presente en el colectivo, nunca fue el tema central de nuestro
trabajo. Con Julia Castagno sí hicimos algunas piezas en conjunto en
torno a estas ideas, como el video que mencionás de la boxeadora,
que refería al acoso callejero, el mal llamado “piropo”.
¿Cuál
es el límite entre arte y acción política? ¿Te atraen ambos
territorios?
Creo
que cada artista elige, a nivel personal, donde traza ese límite. Yo
considero fundamental trabajar desde un compromiso con el entorno y
con la comunidad en un proyecto artístico. El arte da una libertad
para abordar ciertos temas que no la da la academia ni la política,
permite de alguna manera enfoques más frescos. Creo que es
importante entrecruzar los universos, que es lo que hice en el
proyecto de los Rituales Feministas para la Salud Social...
Rituales
feministas
Esta
obra, planteada por Paula Delgado como “rituales”, se presentó a
fines del año pasado en una colectiva en el Museo Nacional de Artes
Visuales. Formó parte de Fotograma:13.
Cuando el curador, José Antonio Navarrete, vio las piezas que
presentó la artista, interesado por el límite entre arte, activismo
y política, le propuso trasladar el “espacio de trabajo” al
Museo. Así fue que con el apoyo de los diseñadores Menini-Nicola,
se diseñó un lugar de trabajo que incluyó un escritorio, una
biblioteca y una cartelera.
Muchísima
gente participó en el desarrollo de la obra, de distintas maneras.
y eso era parte del proyecto: autores y autoras donaron libros para
la biblioteca, artistas visuales sumaron con videos o dibujos, gente
de la academia y los medios participaron en una serie de debates
sobre violencia de género. La idea fue, según Delgado, “cruzar
públicos, integrar, ampliar las conversaciones”.
¿Cómo
fuiste armando las acciones y por qué elegiste focalizar el tema
prostitución?
El
consumo de sexo comercial, por parte de los hombres, fue uno de los
temas abordados porque considero que la sociedad se debe al menos un
debate sobre esto. Es necesario que dejemos de naturalizar ciertas
conductas y seamos capaces de analizarlas con una perspectiva que nos
permita ver las relaciones de poder que subyacen bajo lo
supuestamente “natural”.
¿Qué
reacciones generaron los afiches?
Muchos
varones se sintieron interpelados porque las preguntas que plantean
los dos hombres en los afiches (“¿Realmente necesitamos pagar por
sexo?” y “¿Pagamos por sexo para poder humillar?”), los
involucra directamente. Hubo quienes se sintieron ofendidos por las
frases, pero en realidad son sólo preguntas con la intención de
generar una reflexión. No se emite un juicio, sólo un
cuestionamiento. Pero hay gente que prefiere que algunas cosas no
sean cuestionadas.
Uno
de los comentarios que escuché, supongo que de los más habituales,
es el de “claro, ellos no necesitan pagar”...
Varios
hombres comentaron eso al ver la belleza de los chicos de los
afiches... Y esa es la gran mentira del consumo de prostitución. Se
pretende justificar planteando que es algo así como un “servicio”
para personas “feas”, o con problemas de relacionamiento, cuando
sabemos perfectamente que la gran mayoría de los hombres que
consumen prostitución no lo hacen por ese motivo. Además, en ese
caso, debería existir un consumo equivalente de prostitución por
parte de “mujeres feas”, y también sabemos que eso no sucede, y
si existe algún caso son más bien excepciones.
¿Cuanta
es la importancia de estar atento, desde el activismo, a temas como
los de “la casita del parque” en Paysandú, o lo del video en el
baño de Santa Teresa? ¿Qué cosas se repiten en estos casos y te
indignan de la sociedad uruguaya?
Hechos
como los que mencionás son muy frecuentes. Todo el tiempo están
saltando casos de explotación sexual de niñas, niños y
adolescentes, así como casos de viralización de fotos o videos
íntimos. Aunque se trata de dos problemáticas totalmente
diferentes, tienen algo en común: siempre la sexualidad femenina es
la subordinada, la funcional, así como el motivo de abuso y burla.
Es alucinante que la gente no lo entienda así. Y no es un problema
exclusivo de la sociedad uruguaya. Son años y años de una
estructura sexual que gira en torno a la satisfacción del hombre.
Hay que hacer un esfuerzo personal y colectivo constante para
contrarrestar esta gran presión. Esta es la importancia del
activismo cultural: no dejar que las cosas sucedan sin que nos
detengamos a pensar.
***
Curadora en marzo
Curadora en marzo
La
Dirección Nacional de Cultura invitó a Delgado a curar una muestra
por el “mes de la mujer”, sobre el tema violencia de género. Las
artistas que integran la muestra son Gladys Afamado, Emilio Bianchi,
Cecilia Gerson, Ana Laura López, Evelyn Novick, Teresa Puppo,
Juliana Rosales, Martín Sastre y Delmira Agustini. Se puede ver
hasta el 3 de abril en Punto de Encuentro. “Seamos o no
conscientes, lidiamos cotidianamente con alguna forma de violencia de
género: física, sexual, simbólica, patrimonial, política”,
subraya la artista desde el rol de curadora.
¿De
qué manera entrás y salís de los roles de artista y curadora?
Trabajar como curadora fue una
experiencia muy buena, la disfruté muchísimo. Aunque ya había
hecho una curaduría antes, junto con Dani Umpi, éste era un desafío
más grande. Al principio tenía dudas de "cómo había que
hacerlo", después me di cuenta que lo bueno era que podía
hacerlo como quería y que para eso me habían invitado, para que
aportara mi punto de vista. Una vez más, ser artista te permite
tener una mirada más libre, acercarte a las obras en sí y a los
discursos artísticos, y no tanto a reflexiones "curatoriales"
relativas a la historia del arte, o el mercado del arte... Justo hoy
publicaron un artículo en la página de la Tate que se llama "¿Por
qué las artistas son buenas curadoras?", y habla justo de esto.
¿Qué
fue lo que elegiste focalizar desde el tema “violencia de género”?
Me
interesó centrarme en las estrategias artísticas para transmutar la
violencia, no quedarme en la violencia en sí... Desde las distintas
obras se interpelan hábitos y tradiciones que muchas veces no son
vistos como violencia, aunque lo son.
Una
de las obras es el Memorial
en homenaje a Delmira Agustini que planteó Martín Sastre...
El
memorial a las víctimas de violencia de género es una obra que
Martín Sastre desarrolló para la exposición. Cuando le comenté
que estaba haciendo la curaduría de una muestra sobre violencia y
que el tema disparador era Delmira Agustini, porque este año se
cumplen cien años de su asesinato, enseguida me comentó que varias
veces había estado en la esquina céntrica donde fue asesinada por
su ex marido y que no podía creer que ahí no hubiese nada que la
recordara. Así empezamos a trabajar en el desarrollo de su proyecto,
y se llegó a la idea de que además de una placa recordatoria
hubiese algo vivo que hubiera que cuidar siempre. Así, Sastre planta
un rosal en la esquina de Andes y Canelones, que deberá ser regado
todos los días para que no muera. De esto se encarga el Municipio B
que también apoyó en la realización del Memorial. Metafóricamente
está planteando que no basta con colocar una placa, que el problema
de la violencia machista hay que tenerlo presente todos los días si
lo queremos erradicar. Creo que es una gran obra. El hecho de que el
único memorial a las víctimas de violencia de género que hay en la
ciudad, haya sido propuesto por un artista y no por una institución
estatal o de la sociedad civil, no es nada menor. Volvemos a la idea
del activismo cultural, la conciencia de que podemos participar
activa y positivamente en el entorno que habitamos.
Screenshots
Uno
de los trabajos presentados por Paula Delgado en los Rituales
Feministas en el Museo Nacional
es la pieza titulada Screenshots de montevideocomm (o la
violencia de género en los medios). Reúne
decenas de capturas de pantalla de los comentarios que los usuarios
de ese portal de noticias realizan en las notas que cotidianamente
Montevideocomm pone en portada ilustradas con fotos de mujeres. “Lo
que se puede leer en los comentarios es de una violencia de género
increíble, absolutamente estimulada por el propio medio”, señala
la artista.
Ver comentarios
Desde el año pasado, un colectivo que integra Paula Delgado, desarrolla en las redes el proyecto “Ver comentarios” (facebook.com/vercomentariosfcbk). Se trata de un intento de abrir el diálogo ante situaciones de “violencia de género” que suceden en nuestro país. “Salimos a lugares públicos”, cuenta Delgado, “a conversar con la gente sobre hechos relacionados con violencia de género -explotación de menores, asesinatos a mujeres trans, entre otros- y hacemos un video por tema. A veces es duro escuchar las distintas opiniones porque se percibe una gran falta de reflexión, pero es interesante cómo al ir profundizando el diálogo se van rompiendo esquemas y algunas veces las personas terminan ampliando su discurso, o pensando por primera vez en algo que no habían pensado nunca”.
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