Hay pocas bandas musicales que
logran mantener un dudoso equilibrio entre popularidad y vanidad
artística. El pop y el rock son tan dados a la repetición (y
banalización) de discursos, hasta que se vacían casi por completo,
que conceptos como reinvención y experimentación son desplazados
por la razonable coherencia y la siempre tan saludable madurez. Hay,
por suerte, excepciones, que al fin y al cabo resultan experiencias
paradojales.
Babasónicos, por ejemplo, es
una de esas bandas. Es tan popular y tan freak. Tan elegante y tan
desquiciada. Es la banda del sur que mejor entendió el glam y logra
algo que parece imposible: empalagar y al mismo tiempo desacomodar,
como en esas canciones en las que Adrián Dárgelos roza el ridículo
y se sonríe desde el escenario, sabiéndolo todo, buscando una
complicidad que no es precisamente la del aplauso fácil. Lo dijo
alguna vez: él trabaja sobre el borde del ridículo, juega con dar
ese paso que nunca se da pero que provoca el vértigo del presente,
la existencia misma de esa cosa llamada rock y que tanto escasea.
Romantisísmico es
un disco perfecto. A la altura artística de Jessico y
de Infame, pero se
parece muy poco a esas dos grandes obras. No es un territorio (hay en
la carrera de la banda argentina varios discos “contextuales”, de
lugar sonoro: Dopadromo,
Miami, Jessico),
ni tampoco “de concepto”, acaso premeditado (Mucho,
A propósito, el ya
mencionado Infame).
Este nuevo disco es “de estado”, experiencial, orgánico.
Manifiesta la bipolaridad babasónica, ese lugar imposible entre el
ruido y la melodía. Y ese lugar, que se llama glam, les permite
reinventarse por enésima vez, jugar a ser una banda sexy (vaya que
lo siguen consiguiendo), convertir en hits instantáneos canciones
con textos incorrectos y descarados, colocar espejos en dos grandes
como Federico Moura y Miguel Abuelo.
Es
un paso más allá del camino iniciado en Jessico,
punto de inflexión que lleva diez años y que es probable esté en
el centro de los conflictos creativos del grupo. Seguir dando vueltas
al concepto, alimentar un estilo propio, no parecen ser las
estrategias de una banda que busca obsesivamente la paradoja. Y que
encuentra, en Romantisísimico,
un estado original. Lo lograron. Otra vez.
No comments:
Post a Comment