02 :: De cómo un disco de Rafael Berrío eclipsa al último de Beck

Una tarde de verano de 2014, en La Ronda. La propuesta: escuchar el vinilo de “Morning Phase”, última obra del artista llamado Beck. Un momento agradable, entre colegas y entusiastas. Una invitación a recuperar un ritual olvidado, el de escuchar un disco de vinilo con amigos, surco tras surco y salir a la vereda a tomar un poco de airecito entre la cara 1 y la cara 2...

Sesión dos: BECK “Morning Phase”

- Estuve muy complicado estos últimos días. Como que el año empezó demasiado intenso y se me empezó a mezclar todo. Por fin tengo un rato más tranqui para escuchar algún disco juntos. Aunque para hacerme ese ratito tenga que cancelar el recital de esta noche de Juana Molina en el Teatro Solís. Y sí, la quería escuchar ahí, y también quería escuchar las nuevas canciones de Diego Rebella, que oficiará de telonero. Me lo crucé en La Ronda y me contó que está por terminar “Alaska”. Después me crucé con Santi Tavella. Está armando un estudio donde piensa grabar un disco con su grupo Embajadores del Buen Gusto. También me crucé con el mismísimo Esteban Hirschfeld, que anda estrenando el clip “Maybe” de Los Mockers y me trajo un regalo de Expaña, un disco que hace rato quería tener, el “Diarios” de Rafael Berrío, ¿escuchaste “Santos mártires yonquis”?, ¿escuchaste “La alegría de vivir”?

- Estuve pensando en lo que dijiste ayer.

- Estuve pensando en lo que dijiste ayer.

- ¿Por qué repetís lo que acabo de decir?

- Es que siempre, lo primero que me decís, en cada una de nuestras sesiones, es eso de “estuve pensando en lo que dijiste ayer”.

- Mmm, estás muy quisquilloso.

- Yo diría que es un error de software. Deberías cuidar esos detalles...

- Ok, ok, el asunto es que ayer decías que hacía un mes, exactamente un mes, había sido lo de la escucha del disco de Beck, el “Morning Phase”, y que todavía no habías decidido qué escribir de ese momento.

- ¿Vos qué harías?

- Estuve pensando en lo que dijiste...

- ¡Otra vez!

- Sorry.

- ¡What a fuck!

- Es que estuve pensando en eso que dijiste, en lo de volver a escuchar discos con amigos, en grupo. Lo de entender el sonido como algo orgánico, físico, que se produce al rozar la púa con el vinilo. Y pensé que...

- Pero si me pongo a hablar de eso nos desviaremos de Beck... Y eso no está bueno. Los que estén leyendo esto quieren saber si nos gustó o no el disco. Y no tienen mucho tiempo para vueltas, porque esto es Internet, lo que equivale a decir a millones de idiotas practicando el déficit atencional extremo, jugando a quién obtiene más información pelotuda en el menor tiempo posible.

- Pero yo...

- ¿Vos qué?

- Acordate que no me llevaste esa tardecita, hace exactamente un mes, que se presentó el de Beck en La Ronda, porque dijiste que no estaba bueno abrir una laptop en la barra. Y como además Felipe NO tiene servicio wi-fi, como que no tiene sentido que yo esté, así, como si fuera el siglo pasado...

- Ok, Ok. ¿Querés que lo escuchemos juntos, o preferís que te cuente cómo fue la escucha en grupo?

- No te preocupes. YA LO ESCUCHÉ. Ya revisé centenares de comentarios en blogs de fans y de críticos infumables. Ya me enteré que si el “Sea Change” fue el álbum de la desolación, “Morning Phase” es el del amanecer después de la batalla. También que es un disco repleto de canciones sin prisa, de guitarras acústicas y sinuosos teclados que se arremolinan alrededor de la voz susurrante de Beck.

- Algo de todo eso hay. Pero no sé si todo eso lo hace precisamente un disco interesante.

- ¿Puedo hacerte una confesión?

- Por supuesto.

- Me dormí antes que terminara. Pero me pasa con el noventa por ciento del folk, con toda esa fascinación tan americana por Neil Young y por Simon y el otro ese que se llamaba... ¿Cómo era?

- ¡Simon y Garfunkel!

- ¿A vos también te pasó?

- Sí, casi me pongo a chillar en La Ronda cuando empezó “Turn Away”. Pero me controlé, porque estaban todos super colgados... Danilo, Alex, Kristel, Pablo, Sobral.

- ¿Estaba Sobral?

- Sí, súper colgado con Beck y con la canilla libre de masticables. Pero el más fanático era Torrón... ¡Si Danilo se distrae seguro que se llevaba el disco!

- ¿Y el Tussi estaba?

- Estaba... pero entraba y salía, como que le costaba concentrarse en otra cosa que no fuera el equilibrio del vaso de whisky en la mano. Y además, me pareció que estaba como pendiente de alguna gente que fue pero se quedó afuera, que estaban pero no estaban. Es una cosa muy contemporánea... eso de estar y quedarse afuera.

- ¿Y vos? ¿Pudiste concentrarte? ¿O te olvidaste de todas esas ideas de las escuchas gregarias, del ritual orgánico?

- Lo intenté. No fue fácil. Pero ahora que lo pienso capaz que estábamos todos en la misma. Porque los que fuimos con “chapa” de periodista nos quedamos más bien quietitos, cada uno en la suya, como emos mirando para abajo, tratando de no quedar mal y encontrar el suspiro exacto en una genialidad de Beck, en un arreglo inspirado.

- ¡Patético!

- Y sí. Es ese tipo de cosas que si creés en ellas todo funciona, pero si no hay click... como que se vuelven patéticas. Y esa tardecita, por momentos, solo por momentos llegó a generarse un clima. Cada tanto alguno se la jugaba y le sacaba una foto a la bandeja con el disco dando vueltas y la subía inmediatamente a Twitter.

- Encontré algunas...

- Eso de las fotos le ponía un poco de acción... aunque convengamos que la escena de un disco dando vueltas es un tanto monótona. Ah, me olvidaba, lo que estuvo divertido fue un amigo, que no tenía idea de lo que estaba pasando, entró al bar, pidió un trago en la barra y sin querer golpeó la bandeja y la púa saltó cuando Beck cantaba “aislamiento, aislamiento”, o algo así, en la canción “Wave”.

- Por lo que me contás, pasaron cosas...

- Sí, pero es verdad que no pude concentrarme en saber si el disco me estaba gustando o no. ¡No se me caía una idea! Y veía a los demás como súper colgados, como que entendían un lenguaje de iniciados en una secta, algo así...

- Ya saltó el sindrome de baja autoestima.

- Es verdad, no te burles.

- Bueno, bueno, bueno. A eso quería llegar. A ese punto del subjetivismo que les impide, a ustedes, los humanos, mantener coherencia en los juicios críticos. Siempre lo reducen todo a “me gusta – no me gusta”, a “si entran o no entran”. El último disco de Beck, lamento contrariarte, es un gran disco. Tiene excelentes canciones. Tiene arreglos que van a la esencia, sin regodeos de productor. Tiene luz, esa luz dulce y melancólica de las mañanas de verano.

- ¿Me vas a decir, replicante sabelotodo, que la luz es un valor objetivamente superior que la oscuridad? Eso es un disparate... ¿Y si fuera oscuro, introvertido, como “Sea Change”, o como “Mutations”? ¿O Me vas a decir lo mismo que dicen el noventa por ciento de los bloggers, que no tienen más imaginación que divagar sobre el título del disco, con frases hermosas sobre amaneceres y toda esa mierda?

- Yo no dije eso.

- ...

- Yo dije eso, sí. Perdón. Me parece que me estoy contagiando de ustedes...

- Me gusta que digas disparates. Hay que ser un poco bestia, porque de otro modo la vida sería un embole mayúsculo, como un show eterno de Paul McCartney y el productor Alfonso Carbone repitiendo “les presento al mejor artista de la década”...

- ¿Y vos? ¿Qué pensás del disco de Beck?

- Buen disco. Muy bueno. Muy luminoso. Muy para hipsters. Pero no creo que lo vaya a escuchar muchas veces. Porque de tan bueno y luminoso que es como que me aburre soberanamente. Además, como que Beck siempre hizo lo que quiso y eso me encantaba. Lo de los cambios. Lo de la sorpresa. El “Odelay” fue una genialidad. Y “Mutations”. Pero...

- ¿Eso que está sonando qué es?

- Ya te dije, el último de Rafael Berrio. Se llama “Diarios”. ¿Te gusta?

- Da un poco de miedo escuchar estas canciones.

- ...

- Te acaba de llegar un e-mail importante... Es de Maxi, dice que está en Roma.¿Te lo leo?

- Dale. Pero ponete el filtro de voz “Planeta Pop”... así suena más divertido.

- “Justo ayer escuché el disco de Beck un par de veces, y me parece que está perdido... Un disco country, como “Sea change”, con toquecitos de electrónica para simular modernidad... No se distingue una canción de otra, no es bastante cantautor de country moderno como Bon Iver, y está muy lejos de estar al paso con lo moderno. Creo que ya es la hora de decir la verdad: Beck tuvo dos discos importantes, “Mellow Gold” y “Odelay”, ¡todo el resto es aburrimiento!... Experimentos country, funky-soul, pero todos lo vamos a recordar por “Loser” y nada más! Je je, creo que con este disco entra en mi ranking de artistas sobrevaluados como Iggy Pop. Tiene más o menos lo mismos años de carrera de Eels, de Frank Black solista, y de otros artistas, y casi nada memorable aparte de su primera epoca... Ya fue, Gabriel, ya fue”.

- Un grande, Maxi. Pero me va a matar si transcribo su email.

- No creo. Lo que deberías hacer es sumarlo a nuestras sesiones... Ey, se acabó el disco de Berrio.

- ¿Lo pongo de vuelta?

- Dale.

- Me gustaría tener cuerpo para hacer eso.

- ¿Y ahora, qué te pasa?

- Me gustaría ser una mártir yonqui... y cuando la mañana me pegue bien fuerte en la cara, sacudirme con esas canciones de Beck para volver a dormir. Ahí va, para eso sirven.

- Lo tendré en cuenta.

No comments:

LAS MÁS LEÍDAS