el disco más moderno del rock argento

El sello Little Butterfly Records acaba de publicar -en formato vinilo- una joya del rock argentino de los primeros años 80. Agujero interior, para muchos entendidos el mejor disco de Virus, es un momento muy especial en el que los platenses definen un sonido tecno rock que luego derivará en decidida y fiestera new wave.
Sesión número 36: "Agujero interior" (Virus), reedición en vinilo, año 2019.

- No sé por dónde empezar.

- Podrías contar por qué una canción como "Hay que salir del agujero interior" puede ser tan especial.

- Es muy largo. Tiene que ver con una época, y te diría que con vivencias inseparables de mi educación sentimental y de muchos amigos y amigas. Es una canción, de las pocas del rock argentino de los primerísimos ochenta, que parace no envejecer, que se mantiene moderna, en un presente inquietante.

- ¡Mark Fisher! Hay un rastro de Mark Fisher en esas palabras...

- Bueno, sí, claro que sí. Se podría decir que él escribe en sus libros sobre el agujero interior sin haberla escuchado, cuando habla de que el tiempo se rompió y de que la noción de futuro acabó poco después de los años 80, y que en definitiva no hay nada más moderno que los Kraftwerk, que Joy Division, que todas esas maravillas que nos dejó el post-punk de esa época.

- Veo que lo leíste bien.

- Bueno, lo voy leyendo lo mejor que puedo. ¡Gracias por recomendarme los libros de Firsher! Son tan buenos como los de Simon Reynolds, o los de Greil Marcus. ¡Cuántas buenas plumas salieron de la crítica musical británica!

- ¿Cómo definirías a la gran canción que los Virus que publicaron en 1983?

- Esa canción es una bomba. Tiene muchos enigmas. La voz de Federico Moura incita "a salir del agujero interior".Termina de decirlo y explota un riff de guitarra que marca el rock que se viene. Un rock de la nueva ola. La new wave. Un riff potente, inquietante, de pista de baile, pero aún más limpio que el de "I love rock and roll" de Joan Jett. Se suman luego bajo y batería, y un par de líneas de teclado increíbles: una primera hipnótica y la otra siguiendo a la melodía. Y se completa con otros buenos riffs de guitarra y bajos funk. "A la vida hay que hacerle el amor/ sin tener que pedir perdón".

- ¿Cómo es eso de los enigmas?

- Es simple. Para que una canción sea perfecta no debe ser posible llegar a su secreto. Podremos describir uno por uno sus detalles. Pero al acercarnos tanto, al desmenuzarla, al separar cada uno de sus elementos, nos encontraremos cada vez más perdidos. Y fascinados. Lo que pasa con "Hay que salir del agujero interior" es lo mismo que pasa con las primeras canciones de Depeche Mode, o con "A forest" de The Cure. Y lo que pasa es la sensación de que no se han vuelto a crear canciones que sobresalgan tanto por su obsesión de modernidad. Y ahora, tantos años después, eso del 'agujero interior' es como una trampa del tiempo. Es volver a escucharla y viajar directo a un lugar entrañable donde lo más estimado era ser moderno, avanzar, acompañar la sensación de lanzarse al futuro en la que estaba metida el mundo entero antes de que el tiempo se volviera un territorio anegado, denso, angustiante, como lo que vivimos ahora, sin poder salir de la retromanía y del confort de las afinidades pos-google y los algoritmos.

- ¡Mark Fisher!

- Bueno, sí, es lo que tiene. Aunque hay cosas musicales actuales que debo reconocer que me agradan mucho. Ya me he referido en otras oportunidades a los ejercicios tecno anticapitalista de los Arcade Fire, que son para mí los que están más despegados. No se puede dejar de admirar tampoco lo que hace una demente como St. Vincent o el mismísimo Kendrick Lamar. Son de otro planeta. O incluso los Babasónicos, que son los mejores seguidores de Virus. O la nostalgia kraut que tan bien manejan los de El Mató, por cierto platenses como los Virus. ¡Hay muy buenas cosas! Pero cuando salió "Hay que salir del agujero interior", en el año 1983, explotó algo muy intenso. Mucho más que Charly García y sus Clics modernos. Mucho más que Soda Stéreo. Ya lo habían anunciado en canciones como "El banquete" o "Soy moderno, no fumo más", y lo había anunciado un grupo olvidado que se llamó Los Helicópteros.

- Al que escuché decir algo muy lindo sobre Virus, una vez, fue al guitarrista de Los Estómagos.

- ¿Parodi?
- Sí. Decía que lo único que escuchaba de Argentina, en esa época, era a Virus y a Riff. También a Los Violadores. Pero hizo énfasis en Virus y Riff. ¿Suena un poco contradictorio, no?


- Para nada. Y si te fijás en los créditos del disco Agujero interior, encontrarás que esa misma ambigüedad punk-metal estaba en la producción artística del disco, que es compartida entre Danny y Michel Peyronel, que formaban parte de la factoría Riff... Y es eso. No hay otra que atribuir el tecno rock de varias de las canciones que aparecen ahí a la juntada de los Moura y los Serra con los Peyronel. ¡Si hubieran regrabado "El banquete" y alguna otra deformidad de los discos Wadu Wadu y Recrudece la fiesta hubiera sido completa. Pero lo cierto es que Agujero interior, el tercer disco de Virus, fue el mejor de todos. Porque tiene el tecno rock, que entonces era una utopía difícil de manejar. Y ellos lo hicieron más que dignamente, con una dosis punk que sonaba auténtica. Y si escuchás atentamente te darás cuenta que Parodi debe haber querido llevar algo de ese sonido al Tango que me hiciste mal, y es fácilmente encontrable en algún riff, en algunos coros, sobre todo de las canciones menos depresivas de la banda pandense. Parodi empatizaba además con la misma nostalgia que transmitían los Moura por los lejanísimos 50, con el primer rock and roll.

- Nombraste antes a Los Helicópteros.

- Bueno, sí, son un eslabón perdido, como lo es también -a su manera- la presencia del artista conceptual Roberto Jacoby como coautor de la canción "Hay que salir del agujero interior". Jacoby es una pieza fundamental de Virus. Es el que les da rienda suelta al desparpajo y a ser auténticos transgresores, a contradecir la depresión de la dictadura con gritos dolorosamente rebeldes como el de "hay que salir del agujero interior". El alma del rock de los 50. Y Los Helicópteros, casi me olvidaba de ellos, fueron una invención de alguien que también está detrás de Virus, el coleccionista y melómano Rodríguez Ares, que fue el que guió a los Virus en la empresa del disco más moderno del rock argento de los 80.

- Nunca los escuché.

- Es que fueron olvidados. Llegaron un poco antes y pagaron el precio. Pero escuchá "Aquí Radio Venus" y tendrás el lado B perfecto para un simple nuevaolero rioplatense de los 80.

- Otros podrían ser los Zero. Digo... si hablabas de tecno rock.

- Es verdad. Y vaya que hay puntos de contacto. Otra vez la delgada línea entre punk,metal y electrónica. Pensá que los Zero, cuando empezaron, querían hacer tecno y les gustaba el disco Pyromania de los Def Leppard. Y sumale a eso que sus amigos del liceo tenían una banda de metal que se llamaba Ácido, parientes directos de los Riff. Todo eso explica la mezcla extraña de los riffs de guitarra de Daniel Machado y los teclados de Eduardo Gómez. Otros buenos modernos. Ponés a los Zero hoy y te marea un poco todo este asunto del tiempo. Es la banda más moderna del rock montevideano. Insuperables.

- Volvemos a ese asunto del agujero interior.

- Es como una ruptura temporal.

- ¿Hay más buenas canciones en ese disco? Porque te pasaste hablando de una sola canción...

- Lo que pasa es que se trata de una canción demasiado importante. Pero es verdad, en ese disco están "El probador", "Juegos postergados", "En mi garage". Y está "¿Qué hago en Manila?", que ahora, al volver a escuchar el disco, se me puso la piel de gallina al encontrar un pasaje encendido y jodidamente glam que siempre me había pasado desapercibido. Te diré que no tiene desperdicio. Es un gran disco de rock.

- ¿Hay que salir del agujero interior?

- ¿Y eso?

- Es una pregunta.

- No lo sé. Porque de alguna manera el 'agujero interior' es una marmita, un infierno encantador. Y solo tiene sentido el deseo de salir cuando se está adentro. Es una especie de paradoja que define el espíritu post-punk.

- ¿Te acordás de cuando la escuchaste por primera vez?

- No, pero seguro que fue en una radio AM, debía ser Radio Mundo o Radio Independencia. Pero sonaba tan bien, y tan distinto a todo lo demás, que era como que sonaba en estéreo. Ahora es la primera vez que la escucho en un disco de vinilo, porque ese disco siempre fue medio imposible de conseguir y ahora se dio -vaya vueltas que da la vida- que el sello Little Butterfly lo reeditó a partir de una masterización de las cintas originales que hace que suene impecable.

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