lo que dice laëtitia

¿Por qué este libro es de lectura imprescindible? Porque, entre otras cosas, permite entender la lógica de los femicidios y la violencia hacia la mujer en nuestras sociedades. En un solo caso, el de la joven Laëtitia Perrais, violada, asesinada y descuartizada en los suburbios de la ciudad francesa de Nantes, se concentran muchos de los factores que concurren en otros tantos casos y que demuestran que las explicaciones están muy lejos de la simple construcción de un "monstruo", figura excepcional que muchas veces (en su necesaria y vulgar creación mediática) cierra el camino a seguir preguntando razones un poco más escondidas y perturbadoras.
Ivan Jablonka viene de la investigación académica (es profesor de historia), lo que lo lleva a alejarse de los tópicos más habituales del periodismo y de la literatura, que suelen olvidar a las víctimas para concentrarse en la reconstrucción de la escena y en el asesino, buscando legítimamente comprender razones y motivos, aunque eligen -según el francés- un camino de deconstrucción del "monstruo" que paradójicamente suele conducir a una segunda muerte de la víctima, que no daría cuenta de su tragedia y pasa sin más a un segundo plano. Jablonka se aleja del modelo A sangre fría, de Truman Capote. Al igual que el español Javier Cercas, lo debate éticamente. También se aleja de El adversario, de Emmanuel Carrére, otro libro esencial de "no ficción" y antecedente cercano de este abordaje de Jablonka. Se aleja en la mirada (de hecho, Carrere se concentra en el padre de familia francés que mata a su esposa e hijos para no dar cuenta de una patológica impostura), pero lo tiene como modelo a la hora de acercarse a lo real, de involucrarse en el relato, de ser altamente minucioso y no quedarse con preguntas sin contestar.
El caso de Laëtitia lo tuvo todo. Tuvo un villano monstruoso: aplica el adjetivo por el grado de imbecilidad y trastorno de un delincuente de poca monta y bastante desquiciado. Pero la historia, altamente mediática en Francia porque involucró al propio Sarkozy y llevó a un paro de funcionarios judiciales ante el ataque público del presidente a los jueces por firmar la libertad anticipada a un reincidente, trajo otros "monstruos" y desvíos. El asesino fue apenas un último escalón de otros tantos abusos. El padre adoptivo que se rasgaba las vestiduras en la tele y pedía el apoyo de Sarkosy para pedir pena de muerte a violadores femicidas, resultó ser el principal abusador de la trama, tanto de Laëtitia como de su hermana gemela Jessica. No había un único culpable.
Es ahí dónde entra Jablonka y los intersticios entre los que investiga. Ya no lo importa el asesino (en definitiva víctima y victimario son bolas de un flipper que los encontró muy lejos de todo azar, ambos abusados y víctimas de entornos familiares para nada saludables). Se concentra en reconstruir la vida de Laëtitia (y la de su hermana). Sigue sus pasos desde la violencia entre sus padres, la inserción en programas sociales de protección a niños y adolescentes, la adopción, los problemas de relacionamiento, la adolescencia difícil, la dificultad para establecer vínculos horizontales, y siempre el horror más o menos invisible.
Lo del principio: es un libro imprescindible.

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