danza y ficción



Episodios se presenta los días 22, 23 y 24 de julio de 2014 en la Zavala Muniz. Es un espectáculo creado y dirigido por la investigadora Lucía Naser. Está dividido en dos partes, que configuran dos respuestas diferentes a la pregunta de cómo se mueven y qué mueven los cuerpos de la ficción. En el "episodio uno", Naser y su equipo trabajan a partir de estereotipos, tanto en términos de imagen como de movimiento, utilizando elementos “típicos” de la lucha libre y alusiones a través de los vestuarios del mundo de superhéroes. En el "episodio dos", la propuesta es explorar ficciones que emergen durante la práctica imaginativa. Dice Lucía Naser: "Creo en la posibilidad de autoficcionarse como camino para desautomatizar conductas y encontrar espacios de mayor libertad, desajustando las etiquetas identitarias que social y culturalmente tendemos a asumir y que vamos re-produciendo a lo largo de nuestras vidas". Estas y otras ideas, como desincronizar, experimentar pero sin perder la comunicación, son las claves del pensamiento de la creadora. 




(entrevista con Lucía Naser)

En tiempos donde se ha vuelto hegemónico el concepto de autoficción -en la literatura, el cine, el teatro-, emerge como fenómeno el transformismo en la subcultura cosplay, en terrenos de la ciencia ficción y fantasía, en los juegos de rol, por ejemplo... ¿Cómo se fue generando el concepto de Episodios, de investigar desde el lenguaje de la danza contemporánea sobre los cuerpos de personajes de ficción?
Lo de la hegemonía de la “autoficción” daría para dialogar mucho, pero de alguna forma este fenómeno que describís ha permanecido un poco lejos de la danza contemporánea. Como si ésta no quisiera para nada dar bolilla a todo eso que sucede en esos mundos de cosplay, ciencia ficción, juegos de rol. Esto me inquietaba y me provocó para adentrarme en ese terreno.
¿Cómo llegás al mundo del transformismo?
Una influencia importante viene de acercarme, en México, a un grupo llamado Los Exóticos que combina las lógicas del transformismo y de la lucha libre. También el intercambio con un grupo de artistas curitibanos -con quienes haremos en noviembre de 2014 la obra La lucha- ha sido un espacio de interlocución sobre estas preguntas, así como el diálogo con el grupo de artistas y técnicos que integra los Episodios. En lo personal, me interesa la ficción (y la autoficción), en tanto posibilidad de crear nuevos mundos y yo-es. No creo que ficción sea algo alejado de “lo real”, en parte porque no creo en algo llamado “la realidad”, sino un modo de transfiguración de realidades.
En tu afirmación de que la danza está alejada de la "ficción", de la fantasía, hay la constatación de un problema, de un dilema acaso de la danza contemporánea. ¿Qué es lo que estás buscando -a nivel de investigación y de acción escénica- con Episodios?
El proyecto de Episodios parte de un interés por los modos de representación de los cuerpos en universos ficcionales no escénicos, específicamente en universos gráficos y audiovisuales. Hace un tiempo comencé a consumir más cómics y películas de superhéroes y ciencia ficción -cosa que no había hecho de más chica, dada mi extraña fascinación infantil por las novelas- y me llamó la atención el modo en que el cuerpo y los marcadores de identidad son construidos (o desconstruidos) en ese mundo semiótico-imaginario del dibujo y la animación. Al entrar en contacto con ese universo, cada vez más integrado al mundo adulto, al menos en mi generación, comencé a preguntarme cómo era representado el movimiento y en qué elementos se basaba la caracterización de los personajes en cuanto a su corporalidad. Y surgieron a partir de esas, varias otras preguntas: qué estereotipos eran utilizados y qué políticas de esa estética entraban en juego allí, o más específicamente qué singularidades tiene el consumo masivo de estas representaciones sobre el cuerpo versus el alcance de las que circulan en el marco espectacular de la “alta cultura”. Este proyecto, entonces, busca recuperar a la potencia de la fantasía en tanto práctica un poco marginada, o al menos excluida de una racionalidad instrumental y disciplinaria hegemónica. Reaproximarse a la fantasía como una práctica que ha sido reducida a un dominio de lo infantil o canalizada por vías donde está autorizada y por ende “validada”, mientras que en otros está proscrita.
¿Por qué se estaría dando el alejamiento entre cuerpo y ficción en la danza contemporánea?
La danza contemporánea ha tendido a alejarse de la ficción en pos de recuperar la inteligencia de un cuerpo que piensa. Una inteligencia que había estado por mucho tiempo acallada por las estrategias de representación que atravesaban al cuerpo de la danza. No olvidemos que tanto el ballet como la danza moderna piensan el cuerpo como un símbolo o como un medio para la expresión simbólica. El intento de la danza contemporánea por encontrar alternativas a esto redunda en una cierta estética de cuerpos, o bien “neutrales”, o “cotidianos”, o desprovistos de intencionalidad representativa. Al mismo tiempo, la sexualización y espectacularización del cuerpo en la cultura contemporánea ha llevado a que la danza contemporánea adoptara por contraposición cierta estética asexuada que me parece que es problemática cuando se torna la única opción posible. De estas observaciones provienen muchas de las preguntas que aborda Episodios.
¿Qué sucede en los intérpretes -bailarines, actores, performers- a la hora de trabajar sobre cuerpos imaginarios?
Esa era precisamente una de las inquietudes que dieron inicio al proyecto: ¿cómo un cuerpo imaginario dialoga con uno real? Por sus características, el arte escénico no permite omitir la materialidad del cuerpo ni su continuidad en términos de tiempo y espacio y me interesaba ver qué producía ese choque de lógicas: la imaginaria con “la real” del cuerpo en escena. En Episodios estamos todo el tiempo bordeando y citando cuerpos imaginarios, pero trabajamos a partir de consignas y prácticas formuladas de modo un poco diferente. En este sentido, los dos episodios que presentaremos en la Zavala son dos respuestas diferentes a la misma pregunta ¿cómo se mueven y qué mueven los cuerpos de la ficción? Me interesa lo que emerge mientras trabajamos por un fin imposible. Creo que hay algo muy poético y muy político ahí. No quiere decir que no me interese el producto final de lo que surja, pero la verdad es que en este momento estoy más comprometida con observar lo que sucede durante el intento, y con compartir eso con el público. Por otra parte, diferencia a los Episodios la estrategia compositiva y coreográfica. Mientras que el trazo de "episodio uno" es el del comic (definido, secuenciado, fijado), el de "episodio dos" -que es una improvisación- tiene el carácter evanescente de la fantasía, de aquello que nunca se puede alcanzar o estabilizar del todo. Por otra parte, la improvisación involucra un diálogo con dos músicos -Ignacio Gutiérrez y Diego González- y una iluminadora -Leticia Sckrycky- que complejiza lo que hacemos e implica que trabajemos constantemente en un proceso de traducción intersemiótico para que puedan encontrarse y crear juntos los lenguajes y poéticas que integran la obra.


¿De qué manera sentís que Episodios posibilita un reencuentro entre danza y ficción?
Creo que el encuentro entre danza y ficción se produce sobre todo en las preguntas que guían a la obra y en las conexiones que cada espectador haga respecto al material que verá. Por otra parte, el encuentro busca aproximar un universo objetual proveniente de mundos fantásticos (historietas, lucha libre, fetiches sexuales) con la danza contemporánea, que muchas veces tiende a ser asociada con la alta cultura y por ende a un mundo sobrio y solemne. Me daban ganas, hace tiempo, de ver una obra donde el humor apareciera, donde el sexo apareciera, donde la transformación apareciera desde un enfoque lúdico y no siempre trágico. De ahí las ganas de hacer una obra así. También creo que es significativo hacer esto en un espacio teatral como el Solis, que es imposible pretender que no esté cargado de una historia y un presente muy simbólicos dentro del universo de significados de nuestra cultura nacional.
¿Cómo se relacionan -en este espectáculo- tus miradas como creadora (bailarina, coreógrafa), pero sobre la de la investigadora académica?
Esta ES una investigación y mi rol de directora en el proyecto está totalmente ligado a mi hacer como investigadora. Al ser la misma persona transitando por diferentes ambientes investigativos y desarrollando de modo simultáneo más de un proyecto a la vez, inevitablemente se contaminan las informaciones y las preguntas. En este sentido mi investigación artística está afectada por los proyectos en los que estoy involucrada en este momento, especialmente un doctorado y tesis sobre danza en la Universidad de Michigan y el trabajo en el MACMO (Museo de Arte Contemporánea de Montevideo). Es decir que mi rol como investigadora se superpone completamente con el de directora en este proyecto. Lo que sí percibo es que cada vez me interesan más las preguntas, experiencias y relaciones que se producen en la investigación artística, pero comprendo que ésta no es excluyente de todas las demás. La investigación para mi es más que la adquisición de conocimientos, aunque estos son necesarios; es una cuestión de desterritorialización de los procesos cognitivos y sensibles mediante la generación de experiencias.
¿Cómo ves a la escena de danza contemporánea en Montevideo? ¿Hay una movida fermental? ¿Hay más espacios que antes para desarrollar y presentar propuestas de riesgo estético?
Se van construyendo espacios. El problema es que el riesgo estético es un suicidio o un acto endogámico sino existe un pensamiento sobre el potencial comunicativo de lo que hacemos. Es decir, riesgo estético, ¿desde qué punto de vista?, y sobre todo, ¿para qué? A veces, lo que resulta riesgoso ante un público apegado a las formas conocidas (ballet, música clásica), puede tornarse canónico en el lenguaje de la danza contemporánea (o cualquier otro lenguaje en particular). Creo que esto le ha pasado mucho a la danza contemporánea, y cuando veo la obra anterior que hice -dIsCoNtInUaNiMaLiDaD- veo que responde a un cierto consenso contemporáneo sobre cómo el cuerpo debería mostrarse. Estoy siendo hipercrítica con lo que digo y exagerando un poco, pero me preocupa ver qué fácil y qué colectiva es la tendencia a que fijemos acuerdos sensibles. A coordinarnos en una misma línea estética. Siempre me acuerdo de una entrevista que le hice a Wagner Schwartz en la que él me hablaba todo el tiempo de desincronizar. Creo que ese es uno de los objetivos de esta investigación. Entre los artistas del grupo, discutimos bastante sobre si Episodios es una obra limítrofe o si en realidad ya pasó a estar dentro de un territorio definido. Buscamos el corrimiento y por eso la exploración de muchos íconos que buscan ser resemantizados, aplanados hasta unidimensionalizarlos para luego reciclarlos en lógicas polisémicas emergentes de la experiencia. Creo que hay una confusión entre riesgo, investigación y vanguardismo. No estoy de acuerdo con el que “arte experimental” sea sólo para una rama del arte y su respectivo público. Creo que es un abordaje que lo necesitamos en todos los rincones y que es problemático reducirlo a una especie de tendencia o elitismo estético. Por otra parte es saludable pensar desde la práctica y desde la crítica artística sobre lo que “lo experimental” (y lo no experimental) implican, sobre quién traza esa línea y qué poderes y relaciones se ponen en juego. Como artista que podría autoclasificarme como “experimental”, veo un desafío en acercar experimentación y comunicación: es decir, sí a que el arte apueste a la experimentación, pero siempre comunicando. Sin perder de vista la importancia de la comunicación para lo que hacemos. Porque sino, ¿para quien? ¿para qué? Al fin de cuentas, experimentar no es más que hacer y hacerse preguntas y modificar conductas y observar patrones y volver a intentar. Jamás debería pensarse que sólo una parte del arte hace esto. Todos lo hacen en la medida que crean. Es inherente a la sensibilidad que el arte moviliza desde mi punto de vista.


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