Hace algunos años, cuando lejos estaba en sus planes dirigir un museo, Agustina Rodríguez y Eugenia González pegaban stickers de Big Lala. El trasfondo orwelliano, de miles de ojos-mariposa diseminados por el espacio urbano, duplicados en fotocopias de diferentes tamaños, fue mucho más lejos que la repetición de modelos street-art de tantos artistas que dejaron su marca en la calle. Fue su primera acción como dupla. Después vendrían otras, siempre sorprendiendo, desacomodando, planteando más preguntas que respuestas. Se probaron como curadoras en una muestra colectiva de street-art, en el espacio expositivo Plataforma, para luego desarrollar una propuesta posiblemente inversa: un "macetero" en plena calle legitimado como galería de arte contemporáneo. La última noticia que se tiene de ambas artistas es el Macmo, un museo sin espacio definido, sin acervo, desde el que estarán proponiendo una serie de acciones que tienen en común reflexionar sobre la práctica artística contemporánea.
La primera acción del Macmo se desarrolla en Casona Mauá (Juan Carlos Gómez 1533) y se llama Discursos encontrados. Se trata de un montaje que confronta las obras Air discurso (Pablo Uribe)
y Últimas palabras (Iratxe Jaio y Klaas van Gorkum). Air
discurso registra -en formato video- a cinco actores de teatro
que interpretan, mediante gestos y movimientos, el discurso enunciado
por Alberto Candeau el 27 de noviembre de 1983 frente al Obelisco. En
Últimas palabras, se
toman fragmentos del alegato final del miltar argentino Alfredo Astiz
-condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad-,
interpretados por un actor de teatro, con las constantes correcciones
de un instructor de oratoria.
Ambas
obras forman parte de la primera muestra del flamante Macmo, proyecto
museístico con la dirección de Eugenia y Agustina, que tendrá la particularidad de moverse en distintos
espacios y formular propuestas de diferentes lenguajes
contemporáneos. “Este año tenemos pensado un laboratorio, una
asamblea, un trabajo en el espacio público, así como una exposición
que realizaremos dentro del Centro de Exposiciones Subte”, señala
González.
***
Un
antecedente del Macmo es la Toll Gallery, que funcionó en una maceta
de la calle San José. ¿Qué les dejó esa experiencia, en cuanto a
desarrollar un trabajo curatorial en el espacio urbano?
Eugenia
González: En Toll, el énfasis estaba puesto en confrontar el
espacio público y el arte institucional. Según la resolución de
cada artista invitado, se incorporaba, atravesaba o hasta incluso se
negaba, el entorno. La constante era un contenedor de pequeño| formato -maceta- expuesto a las variables de la calle. En ese caso
apostamos a la cantidad y la velocidad, factores claves en ese
contexto. De la experiencia, que duró un año y medio, quedaron en
evidencia concreta las fisuras, limitaciones o manipulaciones que el
arte puede establecer.
¿Cómo
llegan a la necesidad de plantearse un museo de arte contemporáneo,
sin espacio físico concreto, como lo es el Macmo?
E.
G.: La ausencia de un espacio físico, así como las prácticas
artísticas que abordaremos en las actividades, configuran una forma
de museo. Esa figura se desplaza ahora en la fisura entre
institucionalidad y autonomía y así la estructura puede redefinirse
constantemente. El arte contemporáneo tiene una gran movilidad y
amplitud, y nos interesa situarnos en el trazado de un formato
institucional que permita moverse en ese sentido.
¿De
qué manera juegan la paradoja de un museo sin acervo, sin
territorio?
Agustina
Rodríguez: Hasta hace pocas décadas, el modelo predominante era
el cubo blanco, que a través de un espacio neutro aislaba la obra
del contexto para que ésta pudiera ser evaluada mediante su lógica
interna, con parámetros propios al campo del arte. Este modelo viene
siendo cuestionado, principalmente por artistas. A diferencia de un
museo con un espacio fijo -cuya carga simbólica edilicia es siempre
la misma o su variable limitada- elegir un lugar para cada acción
permite evidenciar las tensiones existentes entre el contexto elegido
y la práctica artística que se va a desarrollar allí. Por otro
lado, la colección ha sido históricamente entendida como un
conjunto de "obras de arte", objetuales, que debían ser
preservadas del paso del tiempo, concepto que también ha sido
cuestionado en las últimas décadas. Se vuelve indispensable buscar
nuevas formas de entender y pensar la colección. De todos modos, no
es que el Macmo carezca de espacio o de colección, sino que se
replantea la forma en que éstos deben accionar en el ámbito
institucional y en relación a las prácticas artísticas que se
desarrollan actualmente.
Tiendo
a pensar la obra de ustedes, ya en los primeros tiempos de los
stickers de Big Lala y luego en la muestra de street art en
Plataforma, o la experiencia de Toll Gallery, como articuladora de
una misma idea, de interpelar los territorios y campos del arte...
A.
R.: Creemos que hay un hilo conductor entre los diferentes
trabajos que hemos realizado, y es la reflexión en torno a las
estructuras intrínsecas a las instituciones artísticas y la
relación que establecen con diferentes agentes del campo del arte,
así como las fugas y tensiones que se generan allí. Otro
aspecto que nos interesa es cómo los diferentes públicos se
relacionan con prácticas artísticas que se desarrollan en la
actualidad y cómo éstas son percibidas en relación al espacio o
circuito en el que se insertan. Un ejemplo de ello son "Arte
urbano versus Cubo blanco" donde se indagaba en la tensión
entre el arte urbano y el arte institucional, o Toll Gallery en donde el espacio público y la galería de arte eran confrontados. En
este momento, el proyecto del Macmo tiene como objetivo principal
indagar en los elementos que conforman a un museo como tal: el
edificio/contenedor, el formato de exhibición, el tipo de obras o
prácticas artísticas, la colección, el contexto de producción,
entre otros, y de qué manera estos elemento se relacionan con
prácticas artísticas contemporáneas. Es así que lo concebimos
como: "un espacio de ensayo de modelos, estrategias y formas de
pensar en torno al arte contemporáneo", donde la idea es,
justamente, pensar en torno a éste desde diferentes disciplinas y
diferentes puntos de vista. En este sentido creemos necesario tener
en cuenta la interacción e interdependencia del campo del arte con
otros campos, por ejemplo el mercado del arte, o los medios de
comunicación, ya que indagar en las estructuras del arte
contemporáneo desde diferentes disciplinas es necesario para poder
tener un acercamiento a éste en toda su dimensión.
2 comments:
Llaman MUSEO DE ARTE CONTEMPORANEO DE MONTEVIDEO a la vulgar organización de exposiciones en distintos lugares ????Estamos todos locos? El MEC avala esta denominación?? no se puede creer el descaro de estas personas, no se puede creer que se publique seriamente este reportaje, no se puede creer que estas artistas disfracen de estrategia conceptual una estafa, eso es lo que es ya que lo único que buscan es embaucar a la gente y a instituciones nacionales y del exterior. Es lógico que se presenten estos dos personajes como DIRECTORAS DEL MUSEO DE ARTE CONTEMPORANEO DE MONTEVIDEO cuando lo único que tienen es un sitio web???? increíble a qué punto puede llegar el descaro. Lo que llaman ARCHIVO es material que pidieron alegando una investigación universitaria para luego como tienen por costumbre usarlo con otros fines y de esta forma burlarse de los artistas que de buena fe contribuyeron. Al igual que hicieron en el 54o. salón nacional disfrazando de obra conceptual un fraude. Eugenia Fernandez y Agustina Rodríguez sólo buscan conseguir dinero de instituciones del Estado y prestigio usando la grifa "MUSEO" y de esta forma menoscaban la institución MUSEO y el MEC en lugar de tomar cartas en el asunto las incluye en el portal MUSEOS.UY !!! estamos a la deriva totalmente, cualquiera nos pinta la cara. Estoy harto de aguantar el cuento de estas tías.
Amigo! Que fuertes declaraciones. Pero bueno. Es así. Hay quienes vivimos en otras dimensiones y otros que se quedan en la tangibilidad y las estructuras cerradas. El concepto es tan legítimo como lo material. Que lástima que en vez de disfrutar de las obras en espacios abiertos te limites a censuer el arte en cualquiera de sus expresiones.
Así estamos...
Besito
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