de dónde vienen las canciones


Si hay que buscar un punto de inflexión, acaso una referencia temporal, referida al hecho de elegir una serie de canciones uruguayas e investigar sobre ellas, inmediatamente pensamos en la película Hit (2008). Las documentalistas Claudia Abend y Adriana Loeff no anduvieron con vueltas: buscaron cinco hitos en la MPU, que atravesaran generaciones y sensibilidades. Lo hicieron muy bien, con mucho cuidado en la edición de las entrevistas y el necesario rigor. Ambas consiguieron un impacto que superó las expectativas iniciales, demostrando que las “listas”, por más caprichosas y subjetivas que resulten, contienen un morbo extra de quién aparece y quién no. Esas cosas.
Algunos años después, dos aficionados a la música, uno periodista y autoproclamado melómano (Diego Zas), y el otro profesor de música (Manuel Moreira), trabajaron dos proyectos -en paralelo y sin saber uno del otro- tomando como centro “historias de canciones de la música popular uruguaya”. Hay matices y diferencia de abordaje entre las dos investigaciones, pero el núcleo duro es similar y ambas terminan configurando dos “listas” de grandes canciones (y por ende, de autores relevantes de las últimas décadas). Hay otro punto de coincidencia no menor entre ambos libros: la diversidad de géneros y la transversalidad entre sensibilidades y movidas musicales, lo que parece ser una marca generacional de Zas y Moreira, ambos nacidos a finales de los 70 y alejados -por suerte- de los muros que hasta mediados de los años 90 se levantaron entre rockeros, cantopopu y tropicales.

Detrás de la canción
El libro No me vengas con historias nació de una idea que la editorial Fin de Siglo le planteó a Zas. Bien expeditivo, el periodista armó una lista grande de canciones y artistas que le parecieron que debían estar y se propuso cumplir con un precepto: recorrer los últimos cincuenta años de la música uruguaya y que fuera un salpicón de géneros. “Elegí canciones icónicas (“A don José”, “No era cierto”, “Al fondo de la red”, “El viejo”), otras que sabía que tenían sustancia detrás (“Eso”, de los TNT o “Malambo delictivo”, de la Tabaré) y algunas que me daba curiosidad saber si tenían algo interesante (“De cojinillo”, “Mejor me voy”, “Gris”)”, cuenta Zas. También incluyó algunos caprichos personales: “Margat”, de Cross y “100$ c/consumición”, de Chicos Eléctricos.
La lista de Zas es potente, tanto en artistas como en canciones. Y eligió, después de entrevistar a quien debía entrevistar para saber de la historia de cada canción (no necesariamente sus autores), apelar al recurso del relato, a contar. Lo hace bien, lo que vuelve a su libro entretenido y capaz de sostenerse más allá de los gustos y caprichos de los lectores (que en este tipo de libros suelen operar con una fuerte bipolaridad). Es un viaje por la canción uruguaya, a varios de sus secretos, de sus entresijos.

Te cuento mi historia
Manuel Moreira empezó haciendo entrevistas a cantautores y fue allá por el 2010 que se sumó a la idea de un amigo -Juan Ignacio Pardo- de “subir” historias de canciones a un blog. El proyecto fue creciendo, se sumaron las entrevistas, con la particularidad que Moreira dejaba la elección de la canción en manos de los artistas. La aventura culmina en un voluminoso libro de más de 400 páginas, Contame una canción, editado con apoyo de Fonam y Fondos de Incentivo Cultural, que reúne cincuenta y una entrevistas. Y ahí sí, la elección de Moreira, su “lista”, adquiere espesor por apelar a diferentes géneros musicales, generaciones y contextos.
La entrevista, pura y dura, permite conocer la historia de las canciones de primera mano, y le otorga a Moreira la posibilidad de derivar hacia otros propósitos más generales: “Mi interés fue el de indagar en el universo de la canción uruguaya y sus autores: los procesos de composición y la postura de los cantautores frente a su obra”, dice el autor. “La historia de una de sus canciones fue, antes que nada, una buena excusa para poder acercarme a la realidad de cada cantautor”.
Ambos libros se complementan y abren miradas diferentes sobre el fenómeno de la canción uruguaya. Demuestran, con su sola existencia, la madurez que ha tomado el formato canción y la necesidad de contar sus historias, el misterioso “de dónde vienen”. Como curiosidad, Moreira detalla que hay sólo una canción en común entre los dos libros: “Billete”, de La Triple Nelson. A leer y, sobre todo, a escuchar esas canciones.

((artículo original publicado en revista CarasyCaretas))

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