Perro
Andaluz publicó la esperada biografía del cantautor uruguayo Eduardo
Darnauchans, trabajo realizado por Marcelo Rodríguez y que cuenta
con un importante registro de fotos y documentos del creador de ese
territorio mítico de la canción folk llamado Sansueña.
No es
fácil la tarea de escribir sobre la biografía de un tal Eduardo
Darnauchans Miralles, publicada hace algunos meses por Perro Andaluz.
Me resisto a abordarla desde lo estrictamente musical, porque el
Darno me dijo alguna vez que es una tarea acaso innecesaria traducir
una melodía al papel. Me resisto también a escribir un comentario,
una simple reseña, un artículo, como quiera que se llame a este
montón de palabras que refieren a un texto que deberían leer todos
aquellos que disfrutan de la poesía, de la buena canción, de las
artes escénicas, de la vida cotidiana en esta ciudad al sur de todo.
Entre el cuervo y el ángel no es un texto definitivo sobre
Eduardo ni pretende serlo. Tampoco sobre El Darno, y antes que nada
se hace necesaria una primera aclaración, que la dejo a cargo del
propio Marcelo Rodríguez, autor de Entre el cuervo y el ángel,
ante el principal dilema que explicita sobre el objeto de su estudio:
“Mi criterio fue biografiar al Darno y no a Eduardo Darnauchans”,
dice Rodríguez, y esa honesta idea es la que empieza a dar vueltas y
vueltas en mi cabeza y me lleva a recordar los papeles que Eduardo
escribía en la redacción de Posdata.
El Darno y
yo, firmaba casi siempre al pie de la hoja, al terminar una columna.
El Darno y yo, utilizaba esa fórmula para nombrarse en el medio de
un relato. El Darno y yo, una finísima auto-percepción que dejaba
en evidencia que quien escribía esos papeles, esas columnas y todas
las notas que publicó eran creaciones de ese otro que no era el
Darno. Él jugaba ese juego, del personaje y el otro, de ser y no ser.
Posiblemente todos –los amigos, las amigas, los colegas- conocimos
a Eduardo, ese hombre frágil y solidario como pocos. Posiblemente
todos –y en este último caso incluyo al público, a los escuchas
de sus canciones- fuimos construyendo al Darno, un personaje
romántico, ligeramente decadentista, oscuro, neurótico y capaz de
seducir –también como pocos- desde la palabra cantada.
Sobre esa
frágil frontera entre hombre y personaje es que Rodríguez
desarrolla un libro largo, muy largo, con no pocos excesos (el recuento demasiado minucioso de shows, repertorios y detalles en
torno a varias de sus canciones) y
aciertos varios en lo estrictamente biográfico (con un consistente
corpus de entrevistas a amigos, allegados, músicos). Es muy valioso
el relato de su infancia, los vaivenes familiares, la construcción
del artista y el grupo de Tacuarembó alrededor del Bocha Benavidez,
los primeros tiempos en Montevideo, el periodo en La Plata, las
primeras grabaciones. Luego el libro deriva a un contexto
excesivamente musical, mientras pasan a un costado rupturas amorosas
y problemas emocionales, omisiones que no permiten comprender a fondo
el por qué del derrumbe de los últimos años, tanto de Eduardo como
del Darno.
Cada
lector pedirá algo más, o algo menos. Estarán quienes se sentirán
cómodos en las zonas más musicales, en las referencias, las citas,
los testimonios de sus colegas, aunque haya ausencias muy notorias y
claves como la de Carlos Da Silveira (¿por qué el silencio de uno
de los guitarristas que más tiempo acompañó al Darno?). Estarán
también los que quisieran saber más de su vida privada, de lo que
pueden contar sus allegados (hay, por ejemplo, testimonios muy
frontales, como el de Shyra Panzardo, muy necesarios para el relato),
de cómo supo convivir con los demonios durante décadas, de cómo se
fue dando un final que sin embargo no termina de narrarse, en el que
quedan algunos silencios que tal vez no debieron evitarse.
Hay
también otro gran acierto de Rodríguez y es el de transcribir
crónicas y textos periodísticos varios, firmados por Elbio
Rodríguez Barilari, Raúl Forlán Lamarque y Macunaíma, entre
otros, que además de aportarle densidad informativa (y subjetiva) al
libro, dejan expuesta la forma de mirar e indagar sobre la canción
desde las páginas de los diarios en los años 70 y 80.
¿Responde
Entre el cuervo y el ángel todas las preguntas sobre Eduardo
Darnauchans Miralles? Posiblemente acerque unas cuantas respuestas y,
lo más importante, es ante todo un libro honesto y que en todo
momento invita al lector a poner un disco del
Darno para acompañar la lectura. Lo que queda, más allá
del personaje y de los relatos, es lo imprescindible para difundir una
de las voces más viscerales que haya parido la canción uruguaya. La
del Darno, la de un crooner inolvidable.
RAZONES DE
UN BIÓGRAFO
¿Por
qué elegiste al Darno para contar su historia? ¿O fue su historia
la que te eligió a vos?
Supongo
que las historias en cierto modo nos eligen, o por lo menos nos están
esperando. Me pareció increíble que no hubiera un libro que
intentara un acercamiento abarcativo a la figura de Darno y resultó
ser una buena oportunidad para investigar y tratar de escribirlo.
Empezaste a escribir el libro estando él y Patricia vivos... ¿Cómo cambió tu
perspectiva la muerte de ambos? ¿Qué pensaste y repensaste antes de
escribir tal o cual cosa, o bien incluso de la pertinencia de
publicar el libro?
El libro
estaba básicamanete terminado cuando la muerte de Eduardo y
Patricia. Estaba en etapa de corrección. Simplemente lo dejé
descansar un rato, hice mi duelo. Yo generé un profundo cariño por
ambos y me resultaba un poco doloroso trabajar en el libro. Además,
no me interesaba en lo más mínimo la muerte como sponsor. El tipo
de trabajo que hice y la relación que generé con Darno y su entorno
merecían la prudencia y el duelo.
¿Pensás
que hay cosas que todavía quedan para ser contadas?
Seguro.
Darno sembró muchas historias y yo tuve la suerte de cosechar un
buen número de ellas, pero no tengo duda que quedaron unas cuantas
por el camino. Siempre entendí el libro como un puzzle en el que
iría buscando la mayor cantidad de piezas posibles, pero que sería
imposible conseguirlas todas.
Al
principio hay un trabajo biográfico muy exhaustivo, de su infancia y
primera juventud, pero después se nota un cierto silencio sobre
algunos temas...
Darno
siempre me pidió que evitara la Radiolandia, y eso hice: eliminé o
me guardé todo lo que no tuviera real peso en su carrera artística,
y para ser sinceros, en los últimos años Eduardo sufrió un solo
gran problema que fue el alcoholismo y creo que está bastante
retratado.
¿Cuál
Darno elegiste contar y mostrar?
Al
artista, y eso responde en cierto punto la pregunta anterior...
porque mi criterio fue biografiar al Darno y no a Eduardo
Darnauchans. Hay datos que no aportan demasiado a esa causa y por eso
no están en el libro. El otro criterio fue usar solo los datos que
tuvieran el respaldo de la grabación o el documento. Lo que surgió
off the record son datos que me permiten entender, perfilar el
personaje, intenta crear los climas, pero no son datos utilizables,
porque en muchos casos fueron brindados en confianza, incluso por el
propio Darno. Para mí, no violar esa confianza es sagrado.
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