entrevistas encontradas:
hay veces que las cosas
no salen. que sucede una falla. un imprevisto. los buitres venían de
publicar el disco deliciosas criaturas perfumadas y con el
darno decidimos entrevistarlos. hacíamos una buena dupla allá por
el noventa y cinco. entrevistábamos músicos para la revista
posdata. el gordo parodi se enroscó en hablar de los beatles. pepe
rambao de bukowski. pero el grabador se extravió en un taxi. no nos
dio la cara para repetir la charla. tiempo más tarde invitamos al
submarino de cuareim y nueva york a gabriel peluffo, juan casanova y
renzo teflón. se cumplían diez años del disco graffiti. la
urgencia de otras notas obligó a que esa nota quedara para más
adelante. o sea, nunca. el rock no estaba de moda, importaba poco a
los editores. los dos casetes se traspapelaron. algún fragmento se
perdió con el disco duro de la vieja tres-ocho-seis. hubo otros
infortunios, más o menos terribles. el más extraño fue cuando
regresé del polonio en una camioneta, después de charlar tres horas
sin grabador con manu chao pos clandestino. un montón de
historias, sus idas y vueltas, todo dando vueltas en la cabeza. el
imprevisto de quedarme sin trabajo –de la noche a la mañana-, hizo
que nunca llevara esa entrevista al papel... los años pasan y se
suman las historias de notas que no se publican. a veces ni siquiera
hay una falla que lo explique. hace algunos meses mantuve una buena
charla con andrés calamaro, uno de los que me faltaba de los
grandes. pospuse una y otra vez la edición. temí lo peor. palabras
van, palabras vienen, me vino a la cabeza aquel par de discos
grabaciones encontradas que incluía “la negra tomasa”,
“años” y otros hits infames. empecé entonces a buscar y
encontrar en carpetas otros archivos traspapelados. las cavilaciones
sobre rock popular de la trampa. la historia casi secreta de buceo
invisible. muchas otras. prometo encontrar un espacio para publicar
alguna de ellas... especialmente esa foto en el submarino, con los
héroes del rock de la posdictadura. no es fácil. mientras tanto,
desempolvemos algunas conversaciones: una con andrés. otra con
fabián “max capote” acosta. y otra con rosario bléfari. ¿qué
tienen en común? la búsqueda de una quimera: la canción perfecta.
el sello del salmón
// simplemente AC.
poco importa si viene o si va. grabó dos álbumes excepcionales y
con eso alcanza y sobra para considerarlo uno de los grandes de la
música popular en nuestro idioma. hace exactamente diez años AC se
embarcaba en la aventura de honestidad brutal. luego vendría
la desmesura de el salmón. y tantas otras historias //
_
¿Cómo sentís desde la distancia de una década los tiempos de
Honestidad brutal y
El salmón, que
sin duda fueron momentos turbulentos en tu vida?
_ Hay que reconducir los
accidentes cuando no son severos... Honestidad brutal fue una
excusa para “invadir” estudios de grabación, grabar
interminablemente, y prolongar las noches; nadie sabía lo que
estábamos grabando y tardamos nueve meses en terminar el disco...
los cinco discos que se publicarían en El salmón.
_ ¿En la desmesura de
ambos discos, y por otra parte en el coqueteo con el borde, con los
límites, tuvo que ver la incertidumbre del años 2000, el fin
del milenio...?
_ Es verdad que me
obsesioné un poco con ese tremendo evento del calendario... fue el
final de un milenio. Más que nunca asumí mi situación de
francotirador musical solitario, me desaté de cualquier clase de
compromiso y me dispuse a esperar el final de los “viejos
tiempos”... Además, estaba por cumplir 40 años y me sentía en un
momento Dylan… Incluso sin saber lo que eso significaba del todo.
_ Las referencias a
Bob fueron explícitas, en la cadencia de “No tan Buenos Aires” y
“Clonazepán y circo”, pero también en los malentendidos con
algunos críticos que se burlaron de las rimas tan directas…
_ Para mí la rima es la
armonía del idioma... es como burlarse de los acordes de “séptima”
en el blues. No tenía idea que se le podía criticar algo a
una rima; lo raro es que además -en Argentina- se escucha mucha
música en inglés y nadie, ni siquiera los críticos, entiende la
letra, ni las rimas, ni el contenido. Gardel usaba y abusaba también
de la rima... y el hip hop no puede pensarse sin rimas.
Actualmente figuras como Calle 13 nos recuerdan que la rima es virtud
pura, ¡y también Joaquín Sabina! Yo mismo –como bien decís- di
las pistas para encontrar el rastro de Bob en canciones como “No
tan Buenos Aires” y “Clonazepan y Circo”, que recuerdan
diferentes registros del genial autor.
_ Hay una canción,
“Diente por diente”, que está en el quinto disco de El
salmón y plantea hacer justicia por mano propia en el caso de los
crímenes de las dictaduras militares. Es una de las más poderosas y
provocativas... y sin embargo pasó un poco desapercibida.
_ A mí me impactó
muchísimo escribir esa letra... Tanto fue así que por un tiempo
pensé que sería mi última letra y mi última canción, que era el
carpetazo a El salmón; un texto tan profundamente humano y
político... La venganza de una generación, el ojo por ojo, la
justicia por propia mano, el ajuste de cuentas de una generación
torturada. ¡Y pensar que está escrita en un “lenguaje”
publicitario!
_ ¿Cuánto influye,
en vos como cantautor, como creador de canciones, tu situación
emocional? Pienso en algunas canciones…
_ ¿En cuáles
estás pensando?
_ “Mil Horas”, por
ejemplo. Se me ocurre empezar por esa, tu primer gran éxito, de la
época de Abuelos de la Nada.
_ Es probable que el
texto de “Mil Horas” esté ligeramente influido por un contexto
emotivo, aunque creo que se trataba de imágenes relacionadas con...
Esa canción la escribimos con Marcelo Scornik y, sinceramente, creo
que manipulamos escenas de nuestra vida y episodios que conmovían a
una generación, la nuestra, como la guerra y las drogas.
_ ¿Y “Flaca”?
_ No sé cuánto tiene de
sinceridad esa canción. Siempre la consideré un “instrumental”,
pero podría entenderse como el principio del final de “algo”...
digamos que del óxido de la convivencia.
_ Andrés... ¿cómo
se hace la mejor canción?
_ Pues no tengo ni idea.
Seguro que no la escribí yo.
_ Pero escribiste “Te
quiero igual”, que es casi perfecta... ¿De dónde sale una canción
como esa?
_ No puedo confirmar que
“Te quiero igual” responda a una escenografía sentimental
verdadera. Creo que es sencillamente la letra de una canción de
rock... Yo la siento como una canción “dialéctica”, como una
reacción a la testosterona del rock varonil que jamás dice “te
quiero”... Pero Dylan firmó “I Want You”...
_ Se ha venido
generando en los últimos años una escuela que desarrolla tu forma
de componer… una especie de rock after chabón
del que se inspira gente como Estelares y bandas muy nuevas como
Banda de Turistas… ¿Te incomoda la situación de ser un referente?
_ No solamente no me
incomoda, tampoco creo que la inspiración tenga que ser evidente. Es
decir... no me importa si otros músicos entienden valiosa mi
aportación a la música, mi forma de cantar el rock, mi forma de
grabarlo o de entenderlo. Sí espero, y me gustaría, ser influyente
más allá de lo gráfico, de lo superficial, como partidario de la
libertad de grabar, como elemento “politóxico”, incorrecto y
contaminante...
_ En el disco La
lengua popular llevás a un extremo, por ejemplo, el coqueteo con
lo villero... ¿Te seduce ese borde de mixturar el rock con músicas
marginales?
_ Los caseríos
marginales tienen su música propia; es el equivalente a la música
de los guetos y la aparición de subgéneros urbanos en la música
latina y en Estados Unidos. Yo la escucho, la respeto y me gusta; no
tengo problemas con la cumbia ni con el cuarteto... No siento que
reafirme la personalidad rechazar otros géneros por ser menos
rockeros.
_ ¿Existe un sello
“salmón”, un estilo Andrés Calamaro?
_ No me siento sujeto a
un estilo, ni a un estilo, ni a un ritmo... Me parece que tengo
múltiples personalidades musicales, lo que hace imposible la
existencia de un estilo propio. No creo que el rock tenga que ser
autorreferencial; sin embargo la realidad es inevitable... Si la
ficción es una ciencia, la realidad debería ser…. ¿una
conciencia ?
_ Siempre estás dando
vueltas alrededor del rock... ¿Cuáles sentís que son los límites
del rock, en cuanto a la tensión entre lo popular y el arte?
_ En los Beatles convive
el rock en su forma más pura -Check Berry y Little Richard- con
ademanes vanguardistas. Ellos rompieron moldes y demostraron que la
sociedad entre el rock, el arte y el mundo, es posible... Ahora me
interesa mucho Radiohead, porque son un perfecto ejemplo de rock
inglés de vanguardia y llegada universal, y a la vez creadores
libres y experimentales.
_ ¿Qué pensás de la
obra de Babasónicos?
_ Babasónicos es una
encantadora combinación de arte y pueblo. Ellos mismos son su
“objeto”; incluso más allá de la música que hagan, creo que
para entenderlos hay que conocerlos.
_ ¿Has leído a
Roberto Bolaño, autor de 2666 y de Los detectives
salvajes, grandes novelas que han provocado una literal revolución
en la literatura iberoamericana?
_ No me puedo olvidar de
la canción “Este es el final de mi carrera” y relacionarla con
Bolaño... Solamente leí algunos textos de Bolaño, ninguna de sus
grandes novelas... hace diez años que tendría que haber leído
Detectives y todavía no lo hice.
_ Al igual que Bolaño,
vivís entre varias patrias... si él era un chileno que vivía en
Barcelona y escribía sobre sus andanzas en México, tu caso es el
del músico argentino que vive en Madrid y ama a Bob Dylan....
_ No sé cuántas patrias
puede uno tener, pero sé que Einstein y Marx fueron apátridas. Por
un asunto de cortesía diplomática tengo doble nacionalidad, aunque
con mi pasaporte europeo quizás tenga muchas más… Como me siento
rioplatense y americano, supongo que estoy multiplicado.
_ Te gustan los toros,
por ejemplo...
_ Bueno, sí. Aprendí a
apreciar el arte; la torería más que la tauromaquia, el ambiente
más que las formas ortodoxas. Aprendí a aceptar esta forma
cultural, el valor de aquello que es “profundo y sutil” al mismo
tiempo, el principio del arte, la estética de mirar a los ojos a la
muerte.
_ ¿Qué cosas te
resultan excitantes?
_ Permíteme guardarme
esa respuesta para mi intimidad.
***
el mejor chicle
// max capote se
demoró unos años en armar su segundo disco. le puso chicle,
en homenaje al pop americano de los sesenta. prefiere ahora el bajo
perfil, aunque cuando se sube a un escenario no abandona el vaso de
whisky siempre lleno. es una máquina de hacer
canciones y uno de los productores musicales más arriesgados e
influyentes de montevideo. //
_ ¿Qué pasó con la
movida del 2003, la de los tiempos de Pachamama y bandas como
Astroboy?
_ Recuerdo con
mucho cariño aquella época. Ahí comenzó una movida que hoy es
grande y sigue creciendo. Yo después estuve retirado un poco,
haciendo mi disco y produciendo bandas; dejé de tocar en Living, BJ
y esos lugares que concentraban la movida. Antes estaba Pachamama,
que nunca va a ser superado. Ese burdel antiguo y gigante... ahí
hice mi primera aparición en vivo junto a Dani Umpi y los pibes de
Astroboy que eran mi banda estable y se hacían llamar Los Miamis.
Me acuerdo que Fernanda, la dueña, me daba whisky gratis toda
la noche, me llenaba el vaso, me chorreteaba la mano... y después no
me acuerdo de más nada. Eran noches muy surrealistas. Hoy estoy muy
contento de volver.
_ Y el regreso se da
con Chicle, un disco muy especial, en el que el formato
canción es protagonista esencial...
_ Mi gran problema
es que el ritmo de vida urbano me hizo muy ansioso. No puedo sentarme
a escuchar un disco entero, disfrutarlo; siento algo en el pecho que
me hace apretar el botón de ir hacia adelante en cada pista. Con
Chicle traté de hacer un disco que me pudiera sentar a
escucharlo de un tirón, como se hacía antes; esa fue mi premisa de
partida. Me arruiné el cerebro experimentando con melodías y
tiempos, con el orden de los temas, los timbres. Hubiera sido más
fácil hacer un disco normal, pero éste lo pongo entero y no me
aburre, y mirá que yo odio escucharme a mí mismo.
_ ¿Cómo fuiste
masticando el concepto del disco?
_ El concepto “chicle”
en realidad hace referencia a la música bubblegum, ese género
pre-fabricado en Estados Unidos para combatir la invasión británica
de Beatles y Rolling en los primeros años sesenta. Ese género
horrible y bastardo siempre me llamó la atención y fue por eso que
me propuse hacer un disco de música chicle pero bajo mi lente y mi
condición geo-temporal. Quizás mi chicle sea un chicle agridulce,
de esos que te arruinan la lengua pero te pueden terminar gustando...
porque sos medio masoquista, estás enfermo y me parece que no te
diste cuenta.
_ Algo similar a lo
que produce la escucha de Grandes éxitos, tu disco debut...
_ Grandes Éxitos
es un resumen de una etapa que duró siete años. Es un disco que
muestra un proceso de creación experimental en el que voy
descubriendo cosas y las voy plasmando. Como cuando un niño se va
descubriendo como carne, se va tocando el pito y se da cuenta qué es
lo que le genera placer y lo que no. Igual este periodo tiene
agujeros negros lógicos e inexplicables, ya que gran parte de él se
gestó en la etapa más oscura de mi vida, que me tuvo encerrado en
un cuarto de tres por tres durante mucho tiempo, bajo estados
químicamente alterados de mi conciencia. Aunque parezca un disco
divertido, como fue muy catalogado, quizás fue lo único divertido
que hice en esa etapa de mi vida. Yo lo recuerdo con dolor y euforia
intermitentes.
_ ¿Te pesó mucho la
repercusión que tuvo aquel disco?
_ Si lees las críticas
de esa época parecía que había nacido el niño Jesús y se llamaba
“Grandes éxitos”. Y eso mete miedo para el que lo hizo y tiene
que hacer otro después. Yo pienso que en esa época la gente estaba
podrida de lo que había en la vuelta y este disco representó un
quiebre, una bisagra. Y hoy hay toda una movida arty-pop cool
que antes no existía. Antes estaba Astroboy, Dani Umpi y yo... ahí
explotó todo. Hoy salen de abajo de las piedras. Hay cientos de
bandas. Me parece fantástico.
_ Esta vez tuviste un
golpe de suerte. El disco será publicado en España...
_ Hace varios
meses atrás, llegó a manos de unos señores de la FNAC -Ignacio
Portela y Juan de Dios-, un ejemplar de ZdeO que incluía un disco
con el tema "Culpable". Al mismo tiempo que esto sucedía
apareció un periodista de Radio 3, Ángel Carmona, de un programa
que se llama "Océano Expreso", también interesado en la
banda y en la canción. Luego de eso me llama personalmente, a mi
casa en Uruguay, el director de Galileo MC... Él fue tomando las
riendas del asunto Max Capote en España, y muy bien dispuesto me
ofreció para buscar un sello en España a Chicle, ya sea para
importar el disco desde Uruguay o para editarlo mismo en España y
así tenerlo en la FNAC. A todo esto me pareció que era de buena
educación viajar a España a presentar el disco en los foros de la
tienda, y es de esa manera que estamos armando una gira antes de fin
de año.
_ Ya habías estado
una vez en España, en el año 2006...
_ Sí, fuimos a un
festival en Zaragoza, con Dani Umpi, Martín Buscaglia y otros. Fue
increíble, me sentí como en mi barrio. Un día me perdí en ese
laberinto y paré a un tipo de traje para preguntarle si conocía el
Hotel Ramiro I, que era donde estábamos alojados, y como vio que yo
no entendía muy bien sus indicaciones, salió de su rumbo y me
acompañó diez cuadras a pie hasta el hotel, charlando de música y
cosas de la vida. Otras veces entrábamos a un bar de cañas, que
atendía algún viejo medio tosco de esos que hablan poco y a la
tercera copa ya era nuestro mejor amigo.
_ ¿Cómo salió la
canción “Culpable”? ¿Cuál pensás que es la razón de que se
“pegue” de entrada?
_ Una canción que
comienza con un tipo pidiendo desesperadamente que lo maten, te
obliga a seguir escuchando un poco más. Me parece que a la gente le
atraen las confesiones de ese decadente perdedor que roba canciones y
les cambia el estribillo para hacer sus hits; es patético...
Me gustaba que sonara a canción calipso antigua y decidí grabarla
con contrabajo, batería a un solo micrófono, dos guitarras y un
piano vertical que en el estribillo “roba” el arreglo de piano de
“Runaway” de Dell Shannon. Este fue el primer tema que
trabajé sonoramente de Chicle y flecha todo el resultado
sonoro del disco, porque seguí usando las baterías a un solo
micrófono U47 y paneándolas a la izquierda con el contrabajo,
dejando las voces a la derecha como en la vieja escuela, como en mis
sueños de adolescente.
_ Me quedó dando
vueltas esa idea de “chicle agridulce” en tus nuevas canciones...
_ Es que a mí me
gusta jugar a que hago música para quinceañeras, pero sé que una
quinceañera no me entiende. De donde vengo, las bandas que se jactan
de hacer música para hombres les terminan gustando a las
quinceañeras... Es contradictorio.
_ Y vos, ¿cómo te
sentís en todo este proceso?
_ No creo que el proceso
actual sea mejor o peor, solo tengo la certeza en el pecho de que me
hace feliz en este momento. No sé en qué andaré después... En
verdad, soy muy inquieto y no puedo quedarme mucho rato en el mismo
lugar. Me empiezo a aburrir y me voy poniendo nervioso... Yo creo que
el fin de la vida es la felicidad y en cada cosa que hago busco eso,
y si algo me deja de dar felicidad busco otro camino y así voy
acomodando el cuerpo igual que lo hace todo el mundo.
bonus track: una
chica indie
// algunos la
recuerdan por su protagónico en la peli silvia prieto. otros
reconocen su particular voz, cortante y casi desafinada, desde la
entrañable canción “río paraná”, del grupo suárez. la
artista argentina rosario blefari publicó varios discos. calendario
es el más intenso y desafiante, el más minimalista y directo de
sus cancioneros. //
_ ¿Te sentís parte
de una nueva generación de cantautores? Pienso en artistas como
Juana Molina y Flopa, pero también artistas como Lisandro, Gabo
Ferro, Pablo Krantz, Leo García...
_ No sé. Si bien soy
autora y cantante, siempre estoy ligada al rock, y eso es medio como
que otra cosa, una cuestión de imaginarios diferentes... El
cantautor, la guitarra, la poesía, aunque me relaciono con todo eso,
no soy de ese mundo. Y sin embargo, los que mencionás son muy
distintos, y ligados también al pop, al rock. Hay que ver qué
dirían cada uno con respecto a sentirse cantautor.
_ ¿Ha cambiado la
relación con el público, respecto a la escena de los años 90?
_ Actualmente siento una
comunicación más directa con el público. Antes la tenía, pero yo
no la sentía tanto. Ahora, cuando me comentan los que escuchaban
Suárez, ponele, veo que era una comunicación muy fuerte pero yo no
sabía. Ahora lo siento cuando canto; cuando estoy frente al público,
siento que me entienden. Algo así.
_ ¿Sentís que
Calendario es tu disco más intimista, más despojado?
_ Soy de trabajar con
pocos elementos, pero más que nada porque no me interesa el "arreglo
musical" en el sentido de ornamentos que vistan la canción.
Pero son canciones, canciones que se pueden cantar; siempre ha sido
así, desde Suárez. Y lo íntimo en realidad siempre está. En este
caso lo grabé en mi casa... pero para ser sincera eso no significa
nada, porque podría haberlo hecho en una pieza prestada o en la casa
de otra persona, en un estudio. Tal vez lo que hace que parezca más
íntima una canción cantada solo con un instrumento y la voz
susurrada es la ilusión del que escucha, de creer que está siendo
cantada en sus oídos y exclusivamente para sí.
_ ¿Cómo son estos
tiempos para desarrollarse en la música?
_ Siempre son duros los
tiempos, para los artistas de cualquier rubro. Siempre es un camino
difícil, incierto, solitario, espinoso, confuso. Pero es el mejor
camino, no tengo dudas, para el crecimiento de la persona, para
entender el mundo.
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