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Los Invasores, año 1985. |
Antes del
emblemático Tango que me hiciste mal (1985), debut de Los
Estómagos por el sello Orfeo, quedaron una serie de grabaciones
perdidas, más toscas, más precarias, pero absolutamente necesarias
para entender el pulso de una generación que vivió su infancia y
adolescencia en dictadura y que tomaba el no future como
bandera nihilista, como grito rebelde. Hoy se las encuentra
fácilmente en Youtube. Alcanza con escuchar canciones como ‘La
barométrica’ para entender que si hubieran sido publicadas en
1984, la historia bien podría haber sido otra. Los Traidores, la
otra gran banda de evidente signo punk, cargó siempre con el
malentendido de las “canciones prohibidas”, las que quedaron
afuera de Montevideo agoniza (1986). Eran cuatro
canciones muy fuertes, de alto contenido contestatario, que tocaban
en vivo pero recién se publicaron veinte años después, en la reedición
en cd y en una tirada pirata en vinilo muy cotizada entre
coleccionistas y melómanos.
Hay otras historias
de grabaciones que quedaron por el camino y que hoy son
revalorizadas: las que iban a formar parte del debut de Guerrilla
Urbana y los demos de un primer disco nunca grabado por Los
Invasores. En ambos casos se trata de los dos primeros intentos de un
punk más acelerado, cercano al hardcore, demos que circularon
en los años siguientes -en copias en casete- entre nuevas bandas que escribieron una
historia más visible del género, como Pirexia, La Sangre de
Verónika, Halo y Setiembre Once.
Una edición en
vinilo de cuatro canciones de Los Invasores, bajo el título El
ejecutivo, a cargo del sello estadounidense Lengua Armada, empezó
a hacer justicia con esas grabaciones perdidas y coloca merecidamente
al cuarteto de la localidad de Suárez entre los pioneros del punk
uruguayo. ‘Lo nuestro’, ‘Voy a romper el cerco’, ‘Te estoy
penetrando’ y ‘El ejecutivo’ revelan un sonido crudo y
auténtico, propio de la época y que tenía como particularidad una
energía rockera y una adrenalina que tanto Los Estómagos como Los
Traidores habían dejado un poco a un costado al abordar en sus caminos
musicales de entonces variantes pospunk menos aguerridas.
Luego llegó otra
edición en vinilo, en 2015, alentada por Leo Peirano, y de algún modo tanta movida
subterránea llevó a que los cuatro Invasores –Ricardo, Leonel,
Ismael y Jorge– se volvieran a reunir con un plan muy concreto: volver a grabar las viejas canciones en mejores condiciones técnicas,
publicarlas en formato cd y dar un único recital. Un asunto con la
memoria, que les permite ajustar cuentas pendientes y volver a poner en
circulación una serie de canciones que tienen toda la impronta de
una generación que encontró en la estética punk una seña de
identidad contestataria y anti-dictadura.

***
¿Cómo surgió
la posibilidad de volver a grabar las viejas canciones de Invasores?
Ricardo
Illa: Con el paso de los años, que no fueron pocos, nos
empezamos a plantear el hecho de grabar el disco que nos había
quedado pendiente. Así fue que nos reencontramos en 2013, para un
asado, y comentamos la idea. Pero recién al probar, con los
instrumentos en la mano, vimos que estaba viva la química musical
que supimos tener en los 80.
Ismael Vaucher:
Todo nace desde el momento en que nos unimos, cuando éramos
adolescentes. Y por más que nos distanciamos, en 1989 quedó esa
nostalgia de las cosas que hicimos juntos y de cómo la luchamos para
formar el grupo. Cuando nos reencontramos, nadie tenía nada
planeado. Y cuando uno de los cuatro tiró sobre la mesa la idea de
grabar el disco que nunca pudimos grabar, empezaron las sonrisas
cómplices y nos dimos cuenta de que la idea tenía mucho futuro.
Sentimos que esta vez estaban dadas las condiciones para cumplir con
algo que los cuatro sentíamos: tener el disco y tocar ante el
público como acto de respeto y de disfrute máximo.
RI: En ese
momento tuvimos también la idea de hacer una presentación única en
vivo y de cerrar el círculo de toda la historia pendiente.
¿Cómo fue el
periplo de las viejas grabaciones que se fueron convirtiendo en
objeto de culto?
RI: En 1987
grabamos dos canciones para Orfeo –‘Invasores’ y ‘El
ejecutivo’– que se publicaron en el compilado Rock 3,
junto a otras bandas. Eso salió gracias a la recomendación de Los
Estómagos, con quienes ya nos conocíamos e incluso habíamos tocado
juntos en Graffiti. Fue al año siguiente, gracias a ellos, que nos
contactamos con [Alfonso] Carbone para grabar un disco. Nos pagaron
cinco horas de estudio, grabamos diez temas, y como el sello no los
aprobó nos quedamos con un casete guardado durante 20 años.
¿O sea que
llegaron a grabar un disco que Orfeo no publicó?
IV: Eran
demos, no un disco. Un tema detrás del otro, como un recital
punk-rock. Le llevamos esas canciones a Carbone, las escuchó, no le
gustaron, nos miró sutilmente, como decepcionado por el camino que
habíamos comenzado, y nos dijo: “Muchachos, todo bien, pero
lamento que no es lo que teníamos en mente. Pensamos que si hubieran
seguido el camino del comienzo de temas como ‘Invasores’, podría
caminar la idea del disco, algo más en el estilo B-52’s… ¿Por
qué no siguen trabajando por ese lado y nos hablamos más
adelante?”. Se ha dicho por ahí, en alguna leyenda perdida, que
alguien de nosotros pateó el escritorio… Pudo haber pasado, pero
en verdad, esa negativa de Carbone fue otro empujón para
fortalecernos y convencernos de que ese nuevo grito de rock que venía
de la Europa de finales de los 70 nos caía muy bien.
Y fue 20 años
después que surgió el ofrecimiento del sello Lengua Armada para
publicar algunas de esas canciones en vinilo.
RI: Exacto.
Fue por intermedio de Mauro Correa, de Pirexia, que nos planteó la
idea de mandar ese material para hacer un vinilo en Estados Unidos
por el sello Lengua Armada. A partir de ahí se generó una
repercusión inesperada para nosotros, que fue lo que se fue
convirtiendo en leyenda, y surgieron comentarios de todo tipo en
distintas partes del mundo.
IV: El sello
es de Martín Sorrondeguy, un uruguayo que vive en Chicago y es el
líder de la banda Los Crudos. Por algún motivo del destino, el tipo
había incursionado en la red en busca de algunas bandas
sudamericanas, leyó algo de nuestra historia y luego de escuchar los
demos que le acercó Mauro ofreció sacar un vinilo en edición
limitada para distribuirlo en el ambiente del hardcore. No podíamos
creerlo. Se editaron cuatro canciones, que llegaron a países tan
lejanos como Italia, Grecia y Japón. Después se sumó, el año
pasado, la publicación que se hizo por intermedio de Leo Peirano,
del sello uruguayo Catalina Records, que consiguió que pudiéramos
editar un nuevo vinilo por Roots Surge de Texas... Una vez más, sin
palabras.
Los Invasores en
Suárez, junto con Guerrilla Urbana en Montevideo, fueron los
pioneros del hardcore en Uruguay. ¿Cuánta es la importancia de ese
linaje que se da, en ustedes, en sintonía con la primera época de
Los Estómagos?
RI: Nosotros,
cuando empezamos, tuvimos como referentes a Los Estómagos, que
habían hecho una actuación en Pando, y nos entusiasmamos para hacer
un grupo. Pensamos que los pioneros en empezar en Uruguay con ciertos
estilos musicales de la época, como el punk, fueron Los Estómagos,
pero no nos encasillamos sólo en eso, porque lo que hacíamos era
espontáneo y natural, y sin darnos cuenta incursionamos en varios
estilos, entre ellos el hardcore. Para nosotros es un orgullo que nos
cataloguen de pioneros; lo que hicimos era lo que sentíamos y lo que
nos gustaba. Eso sí, teníamos un estilo marcado en cuanto a la
fuerza y velocidad de algunos temas, que sobre todo en vivo nos salía
naturalmente, como una descarga de adrenalina que repetíamos en
ensayos y plasmábamos en vivo.
¿Por qué creen
que se cortó aquella primera época del punk en Uruguay y que tanto
las canciones prohibidas de Los Traidores, el primer disco de Los
Estómagos que nunca salió, y los demos de ustedes y los de
Guerrilla Urbana quedaron todos sin publicarse?
RI: Hubo, por
un lado, un tema comercial, ya que a los sellos no les interesaba lo
que hacíamos. Nosotros no quisimos cambiar nuestro sentir musical
para poder vender discos, sino que el sello nos aceptara tal como
éramos; eso nos perjudicó en los 80 y nos beneficia hoy, porque
luego, con los años, se empezaron a remover viejas grabaciones y se
logró captar la esencia de lo que hicimos nosotros y todos los demás
grupos.
IV: Esa etapa
punk-rock se cortó por condicionantes naturales. Primero pasó que
esos adolescentes que empujaron hacia un mismo punto, por diferentes
razones de tiempo y lugar, fueron creciendo y las perspectivas
cambiaron. También porque creo que un grito, como expresión, es
como toda existencia en el universo: nace y se disfruta, pero no es
eterno, porque si no muta al siguiente escalón, por naturaleza se va
consumiendo. O sea: “no hay futuro, esto está todo mal” todos
los gritan, lo disfrutan y lo vuelven a gritar, pero al tiempo ese
grito tiene que buscar una alternativa. Cuando te das cuenta de que
ya gritaste y que no hay futuro, tenés que preguntarte qué hacer
ahora.
El ahora, el
presente, los encuentra con la adrenalina de un recital en Bluzz
Live, en la noche del 25 de junio, compartiendo escenario con La
Sangre. ¿Cómo viven esta instancia?
RI: Todos
estamos muy ilusionados con esta noche en la que queremos disfrutar
de un momento único. Es un honor compartir escenario con la gente de
La Sangre, que son referentes del rock nacional desde hace muchos
años. Así que lo que falta es que la gente vaya con la mente
abierta y que pueda disfrutar de un show auténtico.
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Los Invasores, año 2016, de regreso. |
1 comment:
Una masa!!! Parte de la historia que algunos vivimos.... Abrazo.
Torcuatto
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