Han pasado varios días desde que acabé la lectura de Limónov. Los suficientes para bajar el primer impacto, para alejarme del
magnetismo de una historia desmesurada. Es el mejor momento para escribir algunas líneas sobre esa gran novela rusa de
Emmanuel Carrère, que todo indica que es uno de sus puntos más altos
como escritor.
El
paso del tiempo lleva a que ahora esté metido en el libro siguiente,
enredado como estoy en los entresijos de El reino,
peculiar interpretación del Nuevo Testamento -también firmada por
Carrère- en el que tipos como Pablo están siempre al borde de la
impostura y del ridículo, pero también de una peculiar grandeza.
Porque tan afortunadas fueron sus peripecias que son pilares, aún
hoy, de esa mastodóntica y dogmática construcción llamada
cristianismo. Carrère no duda en describir a los primeros seguidores
de las enseñanzas de Jesús como integrantes de una
secta de iluminados,
similar al lugar que ocuparía, en nuestra religiosidad de siglo XXI,
un grupo de exaltados budistas con revelaciones poco creíbles y
justificables.
Limónov,
el poeta, el chico malo que nació con el nombre de Eduard Savienko
en una ciudad ucraniana, el
que no quería trabajar toda su vida en una fábrica y prefería ser
un delincuente juvenil, llega, en un momento de su vida, a un momento
de religiosidad intenso, cuando decide -como líder del Partido
Nacional Bolchevique- viajar al Kazajstán con el fin de vivir una
prueba de superviviencia junto a varios de sus seguidores. Tiene allí
un primer encuentro con el budismo, y luego tendrá su nirvana, ya en
la cárcel, condenado por el gobierno de Moscú, por su archienemigo
Vladimir Putin, por regentar campos de entrenamientos de terroristas.
No
es un personaje de ficción, así como tampoco lo es Pablo, ni
tampoco Jesús. Pero Carrère logra contar su historia y llegar a ese
punto en el que la gran motivación del individuo es la de sobrevivir
y la gran necesidad es la de seguir adelante con la aventura. Pese a
todo. Pese a las penurias, pese a la violencia. Aunque haya que
inventarse y reinventarse mil veces. Eso es lo que hace Limónov. Y no
viene a cuento -porque es parte de lo mejor de la lectura- explicitar
su viaje de errante: del pueblo a Moscú, de sus habilidades poéticas
under, de la capacidad de sobrevivir con una profesión manual
(confeccionar ropa, trabajo muy similar al de Pablo), de sus
problemas con las mujeres y con los hombres (las rusas, los rusos,
las gringas, los gringos, pero sobre todo las yonquis y las
alcohólicas), de Nueva York, de la escritura de la primera novela
autobiográfica en el Central Park, de el amorío con la ama de
llaves de un millonario, de París, el éxito y la cantante de rock,
y por suerte la memoria se me vuelve neblinosa antes de llegar a su
transformación política, creador de un excéntrico y romántico
nacional bochevismo, nostálgico de la revolución, o más que nada
del orgullo soviético y al mismo tiempo admirador del fascismo y
enemigo de la Perestroika.
Ed
Limónov, el poeta y político errante, es todo eso y más que eso. Es
un beatnik salido del desastre soviético. Es un poeta seguidor de
Karadzic y capaz de sacarse una foto disparando sobre Sarajevo
sitiada. Es, ante todo, un sobreviviente. Y una pluma autobiográfica
y descarnada de la que, a su vez, Carrère -con sus obsesiones rusas:
su madre especialista en historia rusa, la historia de su abuelo
materno exiliado de Lenin en Paris, su viaje a Kostelnich, el que se
cuenta en Una novela rusa-,
no duda en evidenciar cuánto ha influenciado sus propios viajes con
la escritura.
Hay
un espejo de Carrère en Limónov. Y hay, en ese espejo, un camino
estrafalario para husmear en lo que vivieron generaciones y
generaciones de rusos desde Stalin hasta la fecha. Desde las
persecuciones y el estado policial y de una violencia implacable,
hasta el vivir la Perestroika como una salida perversa y que supuso
la penúltima traición. O, algo que no falta, el relato de los
múltiples y dolorosos exilios rusos en Europa y América. No es un
relato correcto, y esto lo hace tan vibrante como visceral. Y que
demuestra, como bien cita Carrère al historiador Martin Alia, que
"el socialismo integral no es un ataque contra abusos
específicos del capitalismo, sino contra la realidad. Es una
tentativa de abolir el mundo real, un intento condenado a largo
plazo, pero que durante un determinado periodo consigue crear un
mundo surrealista definido por esta paradoja: la ineficacia, la
penuria y la violencia se presentan como el bien supremo".
Es
una gran novela rusa y que sigue abierta. Se sigue escribiendo y hay
que seguirla leyendo. No solamente por Limónov, de quien tal vez
Carrère se ocupó con maestría. Pienso en otras lecturas que se
complementan en la misma neblina, sobre todo en Las noches rusas,
el gran novelón de testimonios que se mandó Roberto Echavarren hace
algunos años y que ronda miserias de San Petersburgo, Moscú,
Siberia, con personajes que también tienen que ver con la poesía
rusa. Los testimonios, lo real, parece ser uno de los caminos más
transitados, porque a Carrère y a Echavarren se le deben sumar los
libros sobre Chernobyl y sobre las mujeres rusas de la Gran Guerra
que le valieron parte del crédito del Nobel a Svetlana Alexeievich.
Y, muy especialmente, la lectura de primera mano de los libros del propio Limónov.
***
Sigo,
mientras tanto, con la lectura de El reino.
Algún
pista me tiene que llevar a una conexión de esas que estallan en
la cara.
De
eso creo estar más o menos seguro.
De
todo lo que leí en Limonov y
en esos otros libros rusos, la sensación es de conmoción, de
ciertas nostalgias que me llevan a pensar en Berlín y en tantas
historias que hay que seguir tramando. Y tomando testimonios...
Muy interesante el paralelo que haces entre Limonov y Pablo, no se me habia ocurrido.
ReplyDeleteY sobre el verdadero Edouard Limonov, algo diferente del personaje de la "novela" de Carrère: mira este website,TOUT SUR LIMONOV, que actualiza el libro de Emmanuel Carrère, con gran cantidad de información inédita.
La primera pagina, muy completa, en francés (se comprende todo con Google Trad) :
http://www.tout-sur-limonov.fr/
Y esta pagina en español (con menos informacion, pero tambien interesante) :
http://www.tout-sur-limonov.fr/222318806
Gracias por el comentario y los links. Es super interesante el punto de vista de leer a o leer sobre. Y es muy probable que el acceso a textos de Limonov llegue a cambiar la mirada sobre Carrere. De todos modos, su libros es una clase de cómo manejarse en una biografía resbaladiza y de alguien tan polémico y fronterizo. Muchas gracias!!!
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